UN NUEVO PUENTE

Aunque Facebook es una red de gran dinámica, para concretar un contacto hay que formar parte de ella en forma activa y no todos desean hacerlo. Un blog en cambio permite asomarse a él de inmediato, consultarlo y salir, sin ser parte de una especie de gran familia predeterminada. Por eso lo sumo a mi necesidad de comunicación, muy en especial para los oyentes de Plumas, bikinis y tango en Fm 92.7 (www.la2x4.gov.ar) que sale los domingos de 11 a 14 y mis espectadores fieles del ciclo Al cine con la UNLa que programo y presento cada jueves a las 19 en la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. A ellos y los demás, bienvenidos y gracias por cruzar este nuevo puente.

martes, 12 de noviembre de 2013

Este jueves en Al cine con la UNLa

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Este jueves en Al cine con la UNLa

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viernes, 18 de octubre de 2013

EL BESO, UNA JOYITA IMPERDIBLE



En esa inmensa y cambiante vidriera que es el teatro en Buenos Aires ahora le toca a Holanda con EL BESO de Ger Thijs, un modelo cautivante de teatro de cámara. Sólo dos personajes, un hombre y una mujer, ambos alrededor de los cincuenta, caminan solos por las praderas holandesas. El diálogo es inevitable y también su secuela: él intenta seducirla, ella se encierra en su desconfianza. El autor de programas humorísticos no se desanima y afina su estrategia, dispone de tiempo, el camino que recorren juntos es largo. Pero su compañera ocasional carga un peso suplementario, en horas le darán el resultado de una biopsia. Así como se apaga el día cambiando de color y de temperatura, cambiarán ellos a medida que sus corazas se quiebran y los brazos se tienden en pedido de ayuda. Breve y llena de calidez, punzante y de a ratos divertida, la obra fue puesta con real valoración de los climas por Cristian Drut y dibujada con una gran caligrafía interpretativa por Beatriz Spelzini y Pablo Alarcón. El personaje femenino parece haber sido escrito para esta actriz conmovedora que nunca pierde la precisión del tono íntimo requerido, es como esos músicos de oído absoluto que llevan siempre al cielo cualquier partitura. El otro papel encontró en Alarcón el delicado ajedrecista que teme la jugada errónea pero -el amor no es ajedrez- gana cuando se deja arrastrar por el deseo. Hace muchos, muchos años (como empiezan los cuentos) algunos tuvimos el privilegio de ver una pieza deliciosa que hizo como nadie la gran Lilian Riera, LO QUE NO FUE de Noel Coward. EL BESO les rinde tributo y acaso haya disparado la inspiración del autor. (El Tinglado, domingos a las 20, lunes a las 21).-

jueves, 10 de octubre de 2013

LA RENDICION NO ESCANDALIZA, SEDUCE

Acaba de presentarse en Maipo Kabaret el espectáculo La rendición que tiene libro de la australiana Toni Bentley con adaptación e interpretación de la  suiza Isabelle Stoffel y puesta de Sigfrid Monleón. La propuesta es simple y austera, apenas unos muebles de madera fácilmente convertibles, diez velas pequeñas que tendrán un cierto devenir ritual y un panel iluminado por detrás a la manera de las sombras chinescas. El resto es pura belleza y encanto de la actriz, sin duda carismática y atrapante,  pero también el desafío de un texto que exalta, sin el menor maquillaje de la palabra, el coito anal. La protagonista del texto –descontamos que también del relato original- es una bailarina clásica que experimenta una verdadera revolución en su vida cuando acepta ser accedida sexualmente por su puerta trasera, el célebre pecado “nefando” que durante muchos siglos la iglesia fustigó pero no reprimió y que inclusive tantos trastornos le sigue causando. Con desenfado, chispa y picardía la Stoffel relata minuciosamente muchos encuentros focalizados en ese camino del amor y lo hace con crudeza llamando a los genitales de ambos sexos con sus nombres vulgares y acompañando el relato con elocuentes movimientos corporales. Aunque el libro es fuerte, en los tiempos que corren podría parecer casi crepuscular porque hoy nada sorprende, como vehículo para “epatar” –ese término tan español que aquí no usamos y que significa provocar un impacto- llega más bien tarde. Pero lo sabroso de la La rendición reside en que tiene bastante más miga debajo de la cáscara crujiente y transgresora. Esta señorita de unos treinta y tantos descubre su identidad femenina pletórica e inquietante, misteriosa y volcánica cuando la aceptación tácita de la penetración vaginal la pone súbitamente de espaldas y la somete. Es interesante, porque este acceso carnal como vía de la homosexualidad masculina ha sido desmenuzado hasta lo infinitesimal, pero no pasa lo mismo cuando el lugar pasivo lo ocupa una mujer. ¿Cuántas admiten que les produce placer y que no lo conceden sólo para aplacar la lujuria del compañero? Isabelle Stoffel lo hace con regocijo y en público. Es una propuesta diferente y divertida. Y además como queda dicho, esta suiza es, simplemente, deliciosa.

jueves, 26 de septiembre de 2013

AL CINE CON LA UNLa EN OCTUBRE

Universidad Nacional de Lanús
Cine Tita Merello –
Jueves a las 19
29 de setiembre 3901  Remedios de Escalada
Entrada libre  - Sala climatizada – 
Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 3: Masterplan, (Argentina, 2012). De Diego Levy y Pablo Levy. El cine argentino –por genética con tendencia a la melancolía- no abunda en comedias burlonas y sarcásticas como ésta, donde dos outsiders bien nuestros intentan una pequeña estafa. Divertida y autorreferencial, tienen dos eficaces intérpretes en Alan Sabbagh y Angel Calabria.
Jueves 10: Belle toujours (Portugal, 2006), de Manoel de Oliveira. El ahora ya centenenario realizador portugués rinde aquí homenaje a un título célebre, Belle de jour. Continuar una película de un genio del cine como Luis Buñuel es audaz, pero Manoel de Oliveira lo consigue con esta joyita de amor otoñal donde vuelven a lucirse Catherine Deneuve y Michel Piccoli. Imperdible.
Jueves 17: Pompeya (Argentina 2010) de Tamae Garateguy. Ganadora en el festival de Mar del Plata, esta película tiene situaciones de extrema violencia  que incluyen el enfrentamiento de pandilleros de la villa con mafiosos rusos y coreanos, con las calles de Pompeya como fondo. Muy fuerte pero original y sorprendente como cine de género.
Jueves 24: Los coristas (Francia, 2004) de Christophe Barratier. Programada aquí pero no exhibida, ahora sí llega esta excelente película sobre niños cantores de un coro que dan pie a una historia plena de belleza y sensibilidad.
Jueves 31: Otro corazón (Argentina, 2012) de Tomás Sánchez. Primer intento del cine argentino sobre el tema de la donación de órganos, tratado con equilibrio y climas, pero sobre todo con muy buenas actuaciones de Elena Roger, Fabián Gianola, Lito Cruz, Bettiana Blum y Beatriz Spelzini, entre otros.

lunes, 1 de julio de 2013

Al Cine con la UNLa: programación de julio

Al cine con la UNLa  Julio 2013
Universidad Nacional de Lanús
Cine Tita Merello –
Jueves a las 19
29 de setiembre 3901  Remedios de Escalada
Entrada libre  - Sala climatizada – 
Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 4: Bajo el signo de la patria, de René Mugica. Una de las mejores películas históricas del cine argentino filmada en 1971 que revive a Manuel Belgrano desde que se hace cargo del ejército del norte hasta la batalla de Salta. Gran esfuerzo de producción en el escenario real de los hechos. Con Ignacio Quirós, Enrique Liporace, Leonor Benedetto y muchas figuras más.

Jueves 11: El gran simulador, de Néstor Frenkel. Excelente documental sobre René Lavand el mejor ilusionista argentino y muy requerido en el resto del mundo aún a sus 84 años. La película –de estreno bastante reciente- muestra al mago pero también al hombre en su casa de Tandil que nunca abrió anteriormente para las cámaras.

Jueves 18: Rigoletto en apuros, de Dustin Hoffman. Comedia sentimental de muy cuidadosa escritura cinematográfica. En la Casa Beecham, una residencia para músicos retirados, circula el rumor de que pronto ingresará un nuevo  y famoso huésped con lo cual todo se anima súbitamente. Brillantes trabajos de Maggie Smith, Michael Gambon, Billy Connoly, Pauline Collins, Tom Courtenay.

Jueves 25: Chechela, una chica de barrio, de Bebe Kamin. Redescubrimiento para este ciclo de un film de 1986 que es un joyita del cine costumbrista argentino, con una aguda mirada popular y muy buen protagónico de Ana María Picchio a quien secundan Víctor Laplace y Juan Manuel Tenuta entre otros.

lunes, 10 de junio de 2013

"INCENDIOS" ES COMO UN ENGAÑOSO JUEGO ORIENTAL


  Incendios del libanés Wajdi Mouawad es un relato de profunda significación humana, también el arduo sendero de una búsqueda doble y angustiosa, asimismo es la cuña que la muerte de la madre clava entre dos hermanos y es un mapa de las guerras de religión, entre tantas otras cosas. Pero es en esencia un intrincado, engañoso y sorprendente rompecabezas oriental. La trama con sus misterios, sus escamoteos de datos y ese tan progresivo como sibilino andar hacia el desenlace remite como sistema dramático a un juego remoto de prestidigitación en una tienda del desierto. Janine y Simone Nawal conocen el testamento de su madre leído por su albacea, el escribano Lebel, y reciben al mismo tiempo dos cartas, una para cada uno: ella deberá buscar a su padre –lo suponían muerto- para dársela y lo mismo tendrá que hacer él con un hermano cuya existencia desconocían. Primera movida en el tablero. A partir de allí la partida emprende una marcha inexorable hacia casilleros que parecen remotos aunque no lo sean tanto y para alcanzarlos habrá que desenrollar el pergamino de la historia completa con muchos raccontos. La mujer muerta, Nawal, revive en flashes veloces pero claves para entender y tal vez adivinar qué pasó realmente en su vida convulsionada por el amor y la violencia. El autor, con paciencia y picardías muy árabes va dejando caer los velos hasta llegar a la inesperada y terrible verdad.
Mucho más apta para el cine (fue filmada) que para el teatro por la carencia de esa fluidez en el devenir escénico que siempre caracterizó a los dramaturgos más talentosos, Incendios se apoya en cambio en la abundancia de planos y tomas típicos de la pantalla lo cual exige una puesta que respete y valorice esta circunstancia. La encontró en la creatividad, el buen gusto y la exactitud de Sergio Renán para edificar un espectáculo global donde las actuaciones tienen como fondo cómplice grandes fotografías y videos, en tanto que el ámbito que las alberga es un estructura metálica multiuso con el clima que brinda un sabio manejo de música y sonido. El otro elemento –único indispensable para el teatro- son las interpretaciones que alcanzan un alto nivel en los papeles principales pero sin fallas en los de apoyatura. Ana María Picchio vuelve al desafío grande por una puerta igualmente grande y su Nawal es un trabajo de muchísimo compromiso que la encuentra en plena madurez artística, su duro monólogo ante el tribunal recibió un aplauso a escena abierta. Los hermanos se vuelven creíbles en Esmeralda Mitre y Mariano Torre, él instalado en la ira de Simón y ella en la intuición dolorida de Janine. Como siempre, Daniel Araoz se planta con peso propio y fuerte carisma en un personaje complicado y además odioso que le va perfecto. Lo mismo vale para Jorge D’Elía en el escribano, verdadero filtro para los residuos más tóxicos de la historia. Todos los demás aprovechan sus partes que son breves y es un gusto volver a disfrutar a la gran Marta Lubo, como también a un muy buen actor y veterano de tantas batallas como Héctor Da Rosa. Incendios es un esfuerzo múltiple por su complejidad técnica y argumental, es un espectáculo que va de menor a mayor, del discurso explicativo a la tensión y el horror. Pero culmina con una solidez que tiene el inconfundible sello Renán.

jueves, 6 de junio de 2013

VILLA, imágenes del estreno de hoy jueves 6

Al Cine con la UNLa: Programación de Junio

Al cine con la UNLa  Junio 2013
Universidad Nacional de Lanús
Cine Tita Merello –
Jueves a las 19
29 de setiembre 3901  Remedios de Escalada
Entrada libre  - Sala climatizada – 
Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 6: Villa, de Ezio Massa. El director se mete de lleno en la Villa 21 en una época complicada para nuestro país (mediados de 2002) y elige el comienzo del Mundial de Fútbol en Corea-Japón para contar la historia de cómo tres amigos hacen -por separado- para ver el primer partido de la Selección Argentina. La nueva Pizza, birra, faso del cine nacional.

Jueves 13: Días de pesca, de Carlos Sorin. El notable realizador de La película del rey e Historias mínimas se vale de la gran actuación de Alejandro Awada  para sumergirse en el turbulento mundo interior de un ex alcohólico que busca tender de nuevo un puente con su hija.

Jueves 20: Bajo el signo de la patria, de René Mugica. Una de las mejores películas históricas del cine argentino filmada en 1971 que revive a Manuel Belgrano desde que se hace cargo del ejército del norte hasta la batalla de Salta. Gran esfuerzo de producción en el escenario real de los hechos. Con Ignacio Quirós, Enrique Liporace, Leonor Benedetto y muchas figuras más.

Jueves 27: Días de vinilo, de Gabriel Nesci. Cuatro jóvenes fanáticos del rock clásico en discos de vinilo protagonizan una historia cálida y muy original que resucita las glorias de ese género pero con un sello bien nuestro. Actúan Gastón Pauls, Fernán Mirás, Leonardo Sbaraglia y Rafael Spregelburd.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Este jueves en Al cine con la UNLa TODOS TENEMOS UN PLAN

CUANDO DIOS TAMBIEN TUVO SUS CINCUENTA MINUTOS


    Que Dios corporice nuevamente en nuestros días y decida visitar a la analista es una conjetura ideal para la ficción en general y el teatro en particular. Lo hizo la autora israelí Anat Gov en una pieza lo suficientemente bien construida como para seducir pero también tan previsible como para no sorprender, "Dios mío". En su planteo Dios baja para mezclarse entre los mortales con la figura de un hombre maduro pero sólido y bien plantado, alguien que sacudido por una crisis mucho más humana que divina atempera su omnipotencia con un envoltorio de humildad. La terapeuta es una mujer de mediana edad que tiene un hijo autista, atea por convicción pero enojada con Dios por resentimiento. Todo es adivinable, ella primero toma a su nuevo paciente como un delirante grave, luego abrumada por las pruebas acepta la situación inverosímil y actúa como una buena analista, le pasa el precio de la sesión y por sobre todo aferra con firmeza las riendas del caso: por más Dios que sea tendrá que llegar a la raíz de su angustia. Como el propósito es entretener y no embarcarnos en una revisión de las religiones, Gov juega con diálogos divertidos y chistes que se ven venir, más dos o tres toques oportunos de sabiduría divina como la escena del infinito cósmico y el acto muy cantado de misericordia de cierre. El trabajo de Jorge Schussheim en el texto es fundamental para que sintamos este juego como nuestro y la puesta de Lía Jelín de una gran astucia y oficio. Los dos intérpretes están muy bien, pero la carga más pesada la lleva Juan Leyrado porque en broma o en serio hacer de Dios no es moco de pavo. Y lo suyo es sencillamente admirable, tiene soltura, humor, sarcasmo pero a la vez cuando es necesario exuda una especie de 
grandeza interior que se articula con un manejo corporal perfecto, son mutaciones leves pero de gran calidad. Completa el reparto como el adolescente autista Esteban Masturini. La duración es cauta y de teología nada: Dios no permita.

lunes, 6 de mayo de 2013

MANZI LA VIDA EN ORSAI O CUANDO EL AYER RESULTA INNOVADOR

Hace tanto que faltan las comedias musicales tangueras que esta incursión de Betty Gambartes, Diego Vila y Bernardo Carey por el sendero emocional de Homero Manzi termina configurando una paradoja: el ayer innovador. Gambartes al ponerse al timón de un género que domina como nadie hace un acto de contricción con el tango después de aquella resurrección de Enrique Santos Discépolo con Diego Peretti en el protagónico que pecó de una sofisticación snob poco menos que sacrílega. Aquí en cambio no le tiene como entonces miedo a lo popular. Este Manzi es real, tiene carnadura humana en sus pasiones amorosas e ideológicas, los pantallazos que sintetizan su corta vida dibujan situaciones cotidianas y como apuesta mayor, el actor que lo revive canta ese repertorio de oro. Jorge Suárez, intérprete de virtudes infrecuentes, se le anima a todos los temas inolvidables con excepción de Sur, el evangelio de Homero, porque se menciona en el texto a Edmundo Rivero y se prefirió no abordar esa gema sino darle una entrada breve con voz femenina y que siga el Feo Mayor de Buenos Aires. Pero todos los otros desde Fuimos a Barrio de tango se escuchan con placer y emoción en la voz y la gestualidad de Suárez. Lo mismo puede decirse de Julia Calvo como Nelly Omar, personaje que transita con gran intensidad pero también con ese toque pícaro y atorrante que tan bien les cayó siempre a nuestras cantantes. Juntos encienden y mantienen vivo el espectáculo. Pero es justo señalar también el buen desempeño de Néstor Caniglia en varios papeles de apoyo, incluyendo a Troilo. El aporte musical, de importancia decisiva, tiene calidad y estilo, Diego Vila lo hace funcionar como se debe en una pieza musical o sea como un personaje que condensa clima. Escenografía (Gonzalo Córdova) y vestuario (Mini Zuccheri) apenas brindan el marco requerido, no hace falta más. Porque al fin de cuentas como en las legendarias obras de Canaro y Mores el que manda y levanta la ovación final es el tango. Era hora.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Hoy jueves ARGO en Al Cine con la UNLa


EL LIBRO "EL SALMON CON PLUMAS (HISTORIAS DE CAMARIN)" SE PRESENTO EN EL MAIPO

Una noche de gran emoción me brindaron la Universidad de Lanús y el teatro Maipo al editar y prsentar respectivamente mi libro "El salmón con plumas (historias de camarín)" una antigua asignatura pendiente que me debía y les debía a mis amigos de ayer, de hoy y de siempre. Son anécdotas y perfiles elegidos entre tantos que generó una muy dilatada carrera periodística. Fue el lunes 29 en el Maipo Kabaret la sala chica del segundo piso que por suerte no mostró lugares vacíos. Me acompañaron en la mesa la rectora de la Universidad Nacional de Lanús, Ana Jaramillo, el actor Luis Brandoni y el director general del teatro Lino Patalano. La UNLa me obsequió también una acuarela con el original de la tapa del libro realizada por el excelente diseñador Vladimir Marcos Merchensky.

jueves, 11 de abril de 2013

Siguiendo con el programa de abril, hoy jueves 11 Al cine con la UNLa exhibe Habemus papam, la excelente película italiana de Nanni Moretti que supo anticiparse a la renuncia del Papa, en una historia que protagoniza con gran talento Michel Piccoli. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

jueves, 21 de marzo de 2013

Abril en Al Cine con la UNLa

Les recordamos que el jueves 28 no hay función y les adelantamos la programación de abril: Al cine con la UNLa Abril 2013 Universidad Nacional de Lanús 29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada Jueves a las 19 Cine Tita Merello - Entrada libre - Sala climatizada – Programa y presenta Rómulo Berruti Jueves 4: El dedo, de Sergio Teubal. Un pequeño pueblo se ve revolucionado ante el asesinato del candidato a intendente. Su dedo, tras un juramento de venganza, reposará en un frasco del almacén y será el detonante de muchas sorpresas…Con muy buenos trabajos de Fabián Vena, Gabriel Goity y Martín Seefeld entre otros. Comedia de originalidad poco común en el cine argentino. Jueves 11: Habemus papam, de Nani Moretti. Tragicomedia burlona sobre un papa que renuncia…sí, a veces el cine se anticipa a los hechos de la vida. La llegada de Bergoglio al pontificado actualiza esta película magistralmente interpretada por Michel Piccoli. Jueves 18: Profundo carmesí, de Arturo Ripstein. El mejor director del cine mexicano en una historia feroz y macabra que gira en torno de las antiguas citas amorosas anónimas por mensaje en las revistas del corazón, lo que hoy es el nick en internet. Imperdible. Jueves 25: Los coristas, de Christophe Barratier. Basada en un hecho real ocurrido inmediatamente después de la II Guerra Mundial, cuando un maestro se empeña en crear un coro en un internado para niños abandonados o con problemas de conducta. Una joyita del cine francés.

lunes, 18 de marzo de 2013

Infancia clandestina

Este jueves 21 Al cine con la UNLa cierra marzo (no hay función el Jueves Santo) con INFANCIA CLANDESTINA, de Benjamín Avila, la gran película argentina del año pasado. Un tema de actualidad siempre candente con una carga emocional poco común en los recuerdos y vivencias de un chico de 12 años. En la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

martes, 12 de febrero de 2013

LA ÑATA CONTRA EL VIDRIO

Buenos Aires, amasada con gente de muchos países, tamizó costumbres y tradiciones para su crecimiento vertiginoso. Los inmigrantes reprodujeron aquí muchas de las condiciones de las geografías originarias para mantener viva la fragua de sus conductas. El café y su convocatoria fueron un aporte español, tal vez muy especialmente madrileño. Vivo y activo desde la colonia –cuando su infusión básica era el chocolate- se instaló a fines del siglo XIX como un sitio clave de reunión. Me tocó en este libro evocar los cafés porteños –algún restorán se colará, sin duda- que fueron refugio sobre todo de la gente de teatro, esos exhibicionistas incurables que al menos en el caso de los intérpretes suelen prolongar fuera del escenario sus voces colocadas y su gestualidad imperativa. Nada más idóneo que ese ámbito para no bajarse del personaje. Pero allí también los autores competían en erudición, anecdotario y sarcasmo. Como sobrino, discípulo y acompañante desde la primera infancia de Alejandro Berruti, hermano de mi padre y hombre de teatro, conocí esa liturgia del café en vivo y en directo, además de las muchas historias que él me contó. Conviene aclarar, antes de pasar al listado de los más frecuentados y famosos, que también para la farándula el café fue un templo esencialmente masculino. Aunque en sus mesas era posible ver quizás más mujeres que en otros locales (actrices de cabelleras fulgurantes rubias o pelirrojas con cargada y ruidosa biyuterí que fumaban como vampiros y golpeaban fuerte los dados sobre el mármol) eran minoría. Eso sí, las que iban no armaban grupos femeninos, se integraban de lleno a los de los hombres llevando a esas tertulias la convivencia tan poco formal de los camarines. Es probable que esta saludable mezcla haya contribuido bastante al clima poco pecaminoso, hasta más educado y cortés que los cafés teatrales tuvieron siempre en relación a sus pares del tango, el turf y desde luego, la delincuencia lisa y llana, que también se reunía en torno a esas ”mesas que nunca preguntan”. LOS INMORTALES Sin duda el más célebre. También el que partió primero. En 1917 ya no estaba. Pero mientras abrió sus puertas en Corrientes 922 reunió en su amplio salón a toda la intelectualidad argentina. Según varios de los escritores que bucearon en su historia, esta captación de gente de letras fue parte de la estrategia de su gerenciador, un tal León Desbernats, que vendía ropa en Gath & Chaves y sabía bastante de relaciones públicas. Como lo hicieron tantos en distintas épocas –uno de ellos, el famoso Pepe Fechoría en su restorán de la curva de Córdoba- sectorizar al parroquiano buscando un perfil, puede ser rendidor. Durante algo más de diez años, Los Inmortales (bautizado así por Florencio Sánchez, el gran dramaturgo uruguayo) tuvo la presencia de los más notorios. Alfredo Palacios, Evaristo Carriego, Roberto J. Payró, Horacio Quiroga, Enrique García Velloso, Eduardo Martínez Cuitiño –que le dedicó un libro a ese café- Enrique Muiño, Elías Alippi, toda la familia Podestá (fundadora del teatro argentino), Guillermo Battaglia el viejo, no el que consagró el cine, Francisco Ducasse (un galán de gran impacto sobre las mujeres que hacía de esas mesas un papel cazamoscas), Enrique de Rosas (futuro primer actor de la Comedia Nacional Argentina) y muchos más. Hasta la soubrette española La Bella Otero recibía en ese salón encendidas propuestas eróticas a veces colocadas dentro de un estuche donde enceguecían los diamantes. LA BRASILEÑA Maipú 238, entre Sarmiento y Cangallo –hoy Perón-. Aquí el polo imantado era la mesa del fogoso escritor anarquista Alberto Ghiraldo, una especie de mosquetero de afilados bigotes y melena leonina, que también estrenaba obras teatrales además de sus artículos inspirados por Bakunin, el faro de aquellos libertarios. Entre los clientes de este café militaban también los que no pensando como anarquistas simulaban serlo, porque otorgaba una aureola romántica. Y asimismo, cruzaban a la vereda de los impares quienes por el contrario, no querían hacer pública su condición. Una figura de gran renombre de La Brasileña fue Rubén Darío. Otra, el prestigioso intelectual Ricardo Rojas, quien acaso tomó de esa atmósfera el temple batallador puesto al servicio del partido radical. EL TELEGRAFO Café teatral por antonomasia. Heredó la clientela del Apolo, homónimo del teatro donde brillaron tantas figuras populares, desde los hermanos Ratti hasta las comedias en verso del autor Germán Ziclis. Como todo reducto ubicado junto a un teatro, el cerrado Apolo dejó mucha gente farandulera buscando donde anclar. El Telégrafo ocupaba la esquina sudeste de Corrientes y Uruguay. Muy pronto otras dos salas cercanas, Cómico y Smart, le dieron por su parte generosa concurrencia. La primera, capitaneada por Lola Membrives, la otra por Blanca Podestá (luego ambos teatros llevaron esos nombres). Los de este café eran habitués muy fieles y raramente iban a otro. Porque eran amigos de mi tío Alejandro más tarde conocí a varios ilustres de esa casa: el autor Alberto Rodríguez Acasusso (de rostro adusto y muy formal, aseguraba saber de todo: medicina, arquitectura, astronomía) era el dramaturgo preferido de Blanca Podestá. Alberto Novión (notable forjador de grotescos). Alberto Vacarezza (genial sainetero) con su voz estentórea me prometió un verso para lucirme en el colegio y cumplió. También hacía tertulias en El Telégrafo Florencio Parravicini, el bufo que llevaba sus transgresiones hasta límites a veces escandalosos: allí se despidió un poco ambiguamente una fría noche de 1941 y antes de la salida del sol se voló la cabeza de un tiro. REAL Más tirando a confitería que a café, era un salón paquete (mucho mármol, bronces y espejos, el pocillo costaba diez centavos más) y uno de los pocos que prolongó su funcionamiento hasta principios de los sesenta. Ocupaba la esquina sudeste de Corrientes y Talcahuano y siempre fue para todos “La” Real. Es cierto que convocó tangueros de gran cartel –de Julio De Caro a Aníbal Troilo- pero capturó al mismo tiempo unos cuantos teatreros: Antonio Botta y Marcos Bronemberg (revisteros del Maipo), todos los Serrador: Esteban, Juan, Teresa y Pepita, Milagros de la Vega y su marido Carlos Perelli (amaba los trajes de colores chillones y a cuadros; mirándolo, el adusto Orestes Caviglia desde su mesa sobre Talcahuano musitó: “qué bien le vendría un lutito…”), Enrique Serrano a veces con su compañera de rubro, Irma Córdoba, tomaba un copetín allí. EL TROPEZON Restorán. Uno de los más famosos de Buenos Aires, con gran concurrencia de gente importante, entre la cual se mezclaban los teatristas. Tuvo tres locaciones: Callao y Bartolomé Mitre, Callao y Cangallo y por último Callao 248 donde cerró sus puertas para siempre. Gran salón comedor y excelente cocina lo caracterizaban. No tanto de actores como de autores, allí comían Armando Discépolo, Julio Sánchez Gardel, Pedro E. Pico, Carlos Mauricio Pacheco, Antonio y Arturo De Bassi, Roberto Tálice, Carlos Schaeffer Gallo (según dicen, el galán de los autores) y en su última etapa, Abel Santa Cruz. Uno de los actores más fieles fue Luis Arata y disfrutaba sus pucheros Alberto Closas, cuya mesa compartí muchas noches. En El Tropezón el autor y empresario español Pablo Bueno –era un engranaje clave de la gran maquinaria comercial de Darío Víttori- hizo gala de gran ingenio. Como debía someterse a un régimen bastante severo quiso explicárselo a un mozo nuevo y de pocas pulgas: “Bueno, sí, ya entendí, qué más quiere??” le contestó el camarero con cara de vinagre. Pablo Bueno le preguntó: -¿Cómo te llamas? – -Alegre… -¡ Tú tienes de Alegre lo que yo de Bueno! El Tropezón fue también escenario de la angustia del actor español Pedro López Lagar cuando –víctima ya de un cáncer de laringe- intentaba sin éxito relatar los contenidos de una obra que deseaba (y no podía) estrenar. Otra voz, la de Edmundo Rivero –“..pucherito de gallina con viejo vino carlón…”- no lo dejó caer en el olvido. VESUBIO Heladería, pero de lujo. Corrientes entre Libertad y Cerrito, muy próxima al cine teatro Broadway. Todavía existe, aunque convertida en un típico híbrido de comidas rápidas, si bien conserva algunas de sus copas heladas. Nació al despuntar los 30 y con la arrogancia de esa época: ambientación italiana de factura costosa, espejos biselados, sillas tonet y un vitraux que reproducía el célebre volcán napolitano. La hicieron famosa sus sundaes, copas melba y bananas split, pero también Carlos Gardel, que iba casi todas las tardes. En el 33 una inspección municipal la cerró por atribuirle la intoxicación de una clienta, que no se pudo probar. El mismo día de la reapertura, Gardel era el primer parroquiano del Vesubio. Su helado más raro se denominaba Friar Inca (nunca se supo por qué) y consistía en tres bochas de chocolate, crema rusa y crema americana, todo bañado con jarabe de chocolate y dulce de leche. Lo disfrutó la actriz Leonor Rinaldi. ROYAL KELLER Corrientes casi Esmeralda, fue un local de los “cogotudos”, o sea los conservadores. Espacioso y muy bien puesto, este café y restorán atrajo un público diferente porque además de las reuniones políticas albergó una peña literaria y teatral. Aunque no estaba teñida de ideología, las figuras que participaban era bien grupo Florida: Oliverio Girondo (pocos saben que además de poeta era muy rico), Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández y Ricardo Güiraldes. Un dato curioso que tomé –como varios más- de la investigadora y pintora Ana María Moncalvo, quien también recuerda que en su drama Los muertos Florencio Sánchez incorpora una escena que rememora ese sótano. LA COSECHERA Avenida de Mayo 625. Tuvo dos locales más sobre la misma avenida, uno al 800 y el otro al 1200. No iban en general demasiados actores, pero sí autores y críticos (no a la misma hora). Por sus características –café de calidad y buenos productos lácteos- era el sitio ideal para el “completo”, café con leche, pan y manteca, que tantos almuerzos y cenas reemplazó en el estómago de artistas, escritores y periodistas. Edmundo Guibourg, Agustín Remón –un español de pésimo carácter-, Andrés Romeo, Julio Viale Paz, Carlos Gallo, Martín Lemos eran algunos de los que comentaban los estrenos teatrales para diarios capitalinos. El ejercicio del humor filoso y zumbón, cuando no abiertamente malévolo, era gimnasia cotidiana en La Cosechera. De allí surgieron muchos dardos lanzados desde las columnas de chismes teatrales. También una rara ocurrencia de Remón: “Quiero viajar al país vasco antes de morirme, pero los pasajes en la línea de vapores Mala Real Británica son muy caros…” “¿Por qué no te vas en un barco italiano que tienen una segunda clase barata?” “Es que la Mala Real es la compañía en que se naufraga mejor…” LA TERRAZA Luego Premier, como todavía se llama, ahora convertida en pizzería y cafetería pero siempre en la esquina de Corrientes y Paraná. Fue una casa de comidas de muchísima presencia teatral en las décadas del 20 y el 30. En verano podía ocuparse el piso superior al aire libre, de allí su nombre. Iban casi todos pero había mesas bravas y temibles. Una era la de Pablo Suero, un brillante periodista de teatro que tenía el alcohol malo y cuando se emborrachaba vivía el clásico proceso Doctor Jeckill y Mr. Hyde. Lo malo es que entonces quería pelear con cualquiera y como era muy rechoncho y de brazos cortitos, asumía unas palizas memorables. En general lo eludían en esos casos y el dueño de La Terraza, Raffeto, le había prohibido la entrada. Se comían platos comunes, aunque de calidad y bien preparados. Un habitué fue el actor Osvaldo Miranda. Cuenta que una noche de espantoso frío llegó –congelado- el cantante de tangos Carlitos Roldán vistiendo un traje pambeach, el típico atuendo de verano, pero llevaba guantes. Con malicia, alguien le preguntó: “Carlitos, ¿hace frío?” “¿Si hace frío? ¡Pobre el que esta noche no tenga guantes!” EL ATENEO Enfrente y en diagonal al Seminario, un reducto teatral que compartía sus clientes con los demás de esa temática, estaba El Ateneo, Carlos Pellegrini y Perón. Fue uno de los pocos que había copado la gente de cine, en general más dispersa en lo que hace al típico café de Corrientes y más bien aglutinada en la zona de Lavalle y Ayacucho donde siempre estuvieron las distribuidoras cinematográficas. Pero El Ateneo constituía una excepción y allí nació nada menos que Artistas Argentinos Asociados, la empresa independiente del cine argentino que tiene mitología propia. En torno a esas mesas se juntaban Enrique Muiño, Elías Alippi, Francisco Petrone, Angel Magaña, Lucas Demare y Enrique Faustín, sus creadores. Allí conocieron al empresario Miguel Machinandiarena, dueño de los estudios San Miguel, que sería vital para sus comienzos. Los “bohemios” de El Ateneo lograron rodar La guerra gaucha, Todo un hombre, Su mejor alumno, El muerto falta a la cita, Pampa bárbara y Donde mueren las palabras, entre otras. Con menos fortuna, otros actores y directores planearon en el mismo salón hazañas similares, impulsados tal vez por el pensamiento mágico de que AAA fue un sello generado por el duende de El Ateneo y no por la inspiración, la fatiga y el riesgo económico de quienes lo forjaron. Y se comprende. ¿Para qué nacieron los cafés si no es para edificar castillos en el aire? Se erigieron de a miles en los sitios que este capítulo intentó resucitar.-

viernes, 8 de febrero de 2013

NOCHES ROMANAS

Son dos personajes muy tentadores para el teatro y el autor italiano Franco D’Alessandro sucumbió a esa tentación. El extraordinario dramaturgo norteamericano Tennessee Williams y la volcánica actriz Ana Magnani fueron muy amigos, ella hizo para el cine sus obras La rosa tatuada y El hombre de la piel de víbora (título modificado en esta versión por el rechazo tan conocido de ese reptil en el mundo escénico, no existen, pero que las hay las hay…) y quedó fuera de otros proyectos. Al margen de esas contingencias, Williams visitaba a la Magnani en su domicilio romano con mucha frecuencia a lo largo de más de veinte años. Famosos y ricos, no eran felices. Enfermedades ajenas y turbulencias propias creaban un magma interno en erupción frecuente, pero uno era el cable a tierra del otro y D’Alessandro permite adivinar que cuando no estaban juntos –casi siempre- el cordón de plata que los unía funcionaba como un puente de supervivencia. La obra es un exponente típico de teatro de cámara, atriles incluidos. Es un buen texto –traducido y adaptado por el director Oscar Barney Finn- donde hay más campo para las emociones que para la reflexión pero siempre a través del diálogo, con escasas explosiones que permitan un ejercicio de teatro físico, de contacto corporal y sensorial. A la pieza le falta cierta hondura y le sobran muletas de sostén como las constantes visitas a la mesa bar. Pero los personajes están dibujados sin traiciones y con acierto. Es difícil aunque no lo parezca manejar estos duetos actorales sobre todo cuando los fantasmas a corporizar son tan potentes. Son desafíos de clima y sobre todo de vínculos. Barney Finn es un viejo lobo de mar en estas aguas porque hasta su cine las navegó y sabe donde tensar, donde aflojar y cuando un silencio se vuelve indispensable. Ejercita una vez más su oficio, sensibilidad y buen gusto en esta ocasión pero con resultados desparejos. La música de Diego Vila no ayuda mucho para condensar la atmósfera ideal, la duración sin ser abrumadora permitiría un poco de tijera y lo más delicado, el vínculo, no llega a la platea con esa vibración interna que hace de una situación convencional un relámpago a veces sorprendente. El espectáculo va de menor a mayor con un comienzo frío, distante y un poco forzado para ganar calidez a medida que las desventuras personales de Williams y Magnani buscan y encuentran su lugar en las actuaciones. Osmar Núñez es un actor excelente, muy sutil en la regresión implacable del genial creador de El zoo de cristal que lo lleva del éxito mundial a un ocaso inevitable: hasta su figura parece volverse más quieta y enjuta. De a ratos impresiona como el intérprete de un monodrama, porque es un poco dificultoso el tendido hacia el otro personaje. Virginia Innocenti aprovecha la intensidad y los desbordes de esa mujer que es una hoguera de deseos, alcanza un punto culminante cuando se entera de la muerte del amante de Williams y busca quizás un poco más a su compañero, pero el modelo –tal vez porque el cine la dejó indeleble en la memoria de todos- se la devora. Las objeciones de hilado fino no le quitan valor ni jerarquía teatral a esta resurrección de dos gigantes del espectáculo, un regreso que impresiona y duele cuando uno piensa cuánto hemos perdido y retrocedido. Releer a Tennessee y ver de nuevo las películas de Ana podrían ser una buena terapia.

domingo, 20 de enero de 2013

DANZA DE VERANO Y SU ESENCIA POÉTICA Dentro de un universo teatral donde se van perdiendo las obras con cimientos sólidos para dejar lugar a trabajos más livianos e impredecibles, dramaturgias exploratorias donde el texto queda sometido a las ideas de dirección y a lo que puedan dar los intérpretes –por suerte en nuestro medio son de buenos para arriba- el regreso de Danza de verano de Brian Friel es valioso. Es injusto que nadie haya recordado el estreno de esta obra a mediados de los noventa en el Teatro del Globo con una extraordinaria puesta de Agustín Alezzo, de las mejores que recuerdo en mi largo peregrinar por estrenos, con trabajos estupendos de Lida Catalano, Angela Ragno y Ana María Casó entre otros que no acuden a mi memoria. Pero estamos aquí y ahora, al autor irlandés hay que entrarle con ganas, coraje y amor al teatro porque la pieza, hermosa sin duda, tiene dos problemas: su estructura antigua y un tema que en realidad es muy localista con poco anclaje en conflictos que enganchen al espectador argentino. Esa estampa rural del comienzo de la guerra civil española como preámbulo de la segunda contienda mundial apoya su relato en cinco mujeres de diversas edades que viven apretadas por las prohibiciones de su tiempo y su ámbito, son campesinas típicas que sienten esa luz de un verano que agoniza como una inyección de vida y sexualidad. Hay un muchacho aventurero y solidario que se irá a integrar las famosas brigadas internacionales contra el fascismo, un cura un poco ido y otro joven que casi en un calco del Tom de El zoo de cristal relata lo que vemos desde su nostalgia: como aquella de Teenesee Williams esta pieza también son los recuerdos. Jorge Azurmendi asumió bien el compromiso de manejar este material sin traicionar sus contenidos, aprovecha con oficio las virtudes de sus actrices que se lucen y consigue algunos climas difíciles como el del regreso de una fuga juvenil destinada al fracaso. Le faltó rienda corta en cambio en las danzas del comienzo con exceso de zapateos sonoros, golpes incómodos que impiden condensar el mayor valor de Danza… su poética. No sorprende que la calidez de María Rosa Fugazot se imponga de a ratos ni que la vehemencia de Laura Oliva amenace –ya que mencionamos El zoo…- quebrar el unicornio de cristal, aunque hay que destacar la represión contenida pero feroz de Marta González en un personaje quieto pero clave. Muy bien a su vez Laura Azcurra y María Valenzuela, como así también Luciano Linardi, Michel Noher y Roberto Catarineu. Danza de verano respeta y revaloriza aquél teatro de raíces profundas antes casi obligatorio, hoy poco menos que arqueológico.

viernes, 11 de enero de 2013

LOVE, LOVE, LOVE TIENE MOMENTOS DE MUY BUEN TEATRO
Volvió a la calle Corrientes el binomio Carlos Rivas-Gabriela Toscano esta vez con el inglés Mike Bartlett y su Love, Love, Love. La obra del autor de Cock, que ya vimos aquí, es una demostración cabal de oficio y astucia y supera con mucho a la mencionada. Bartlett tiene el don de escribir con la potencia dramática y el dominio de las situaciones de sus ilustres predecesores –Arthur Miller podría ser uno, William Saroyan otro y en el segundo acto está la huella de Albee en ¿Quién le teme a Virgina Woolf?- pero con una especie de lifting que actualiza sus contenidos. Sandra y Daniel son una pareja que se conoce a mediados de los sesenta en pleno estallido hippie, pegan onda de inmediato y se enganchan sin vaticinar –pero tal vez sintiendo- que lo suyo no terminará junto al furor de los Beattles. La segunda parte lo confirma, están juntos y casados veintitantos años después, tienen dos hijos, Rosi y Teo, en sus vidas tumultuosas caben generosas dosis de alcohol e infidelidad, el rol de padres hace agua y la obra alcanza su mejor momento. En el acto de cierre viven separados, esos adolescentes han crecido y en un encuentro familiar les disparan todo su arsenal de reproches. Ya es tarde para reparar con el afecto perimido pero la cuenta bancaria quizás pueda ser un paliativo. La escena final, que podría parecer endulcorada y vulgar, es el pilar donde se asienta todo la historia: eso son, eso fueron siempre, eso serán hasta la muerte. Sin hallazgos pero con anzuelos eficaces para el público, Love… funciona, sus códigos son actuales y como queda dicho las raíces de su idioma teatral son nobles. El resto lo hacen una puesta impecable y notables interpretaciones. Rivas elabora muy a fondo, sabe que los vínculos son el alma del teatro y sólo laten cuando el trabajo previo ha sido pertinaz. Todos están muy bien pero hay momentos estupendos de Gabriela Toscano en la segunda parte –puede que los mejores que le hayamos visto en un escenario- y se banca sin claudicaciones la difícil responsabilidad de ser antes una chica de 19 años. Pero también impone una nítida inteligencia Fabián Vena para dosificar esa seducción de truhán que le sale naturalmente pero que debe amainar en beneficio de los climas. Vanesa González en Rosi pica también muy alto y sale airosa en la transición cronológica, muestra en el tercer acto que los elogios recibidos hasta ahora –en especial en Todos eran mis hijos- no fueron caprichosos. Con menos papel, Santiago Magariños defiende bien su Teo. No es novedad la eficacia de Martín Slipak, en vertigionoso crecimiento desde la ya remota Una bestia en la luna, su trampolín. Son veloces los cambios a la vista –se trata de tres casas distintas- y es buena la ambientación de Renata Schussheim.