UN NUEVO PUENTE

Aunque Facebook es una red de gran dinámica, para concretar un contacto hay que formar parte de ella en forma activa y no todos desean hacerlo. Un blog en cambio permite asomarse a él de inmediato, consultarlo y salir, sin ser parte de una especie de gran familia predeterminada. Por eso lo sumo a mi necesidad de comunicación, muy en especial para los oyentes de Plumas, bikinis y tango en Fm 92.7 (www.la2x4.gov.ar) que sale los domingos de 11 a 14 y mis espectadores fieles del ciclo Al cine con la UNLa que programo y presento cada jueves a las 19 en la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. A ellos y los demás, bienvenidos y gracias por cruzar este nuevo puente.

jueves, 10 de marzo de 2011

PANTALLA PINAMAR: UN BUEN BROCHAZO COSTUMBRISTA

Con muchas intermitencias, el cine argentino supo mirar con ternura y sarcasmo el infierno grande de los pueblos chicos. Desde los grotescos de Armando Bó hasta el arqueológico retrato zumbón de Simón Feldman en El candidato. Ahora lo hace Sergio Teubal en El dedo, donde una muerte inesperada genera la mutilación del dedo índice del flamante cadáver por parte de su hermano. Ese dedo puesto en formol será de inmediato la veleta moral de la comunidad, indicará el camino trascendente pero también señalará la pócima exacta para curar una bronquitis. Es una fábula y por lo tanto, una historia empapada en maniqueísmo. El malo es un sujeto viscoso y turbio que tiene amenazados y sobornados a muchos, pero no a la mayoría. El bueno es el dueño del almacén y dueño del dedo. Cuando en el 83 llega la democracia y hay que votar, el primero, que se considera ganador seguro a la intendencia, deberá medirse con un candidato inesperado. En base a ingenio y humor, Teubal aprovecha la novela de Alberto Assardeurian y pone en marcha un fresco pueblerino muy eficaz retomando sendas constumbristas de las cuales nuestros realizadores se han apartado con cierto desprecio. Todo el reparto se luce, pero brillan en los protagónicos el almacenero Fabián Vena y el monje negro Gabriel Goity.

martes, 8 de marzo de 2011

PANTALLA PINAMAR: CON RETAZOS DE LEONARDO FAVIO

De los muchos preestrenos nacionales que exhibe Pantalla Pinamar uno de los que llegaron con mayores expectativas es Aballay, el hombre sin miedo, de Fernando Spiner. El protagonista es un gaucho de bien cultivada crueldad, un remanente de esa ferocidad entre verídica y literaria que la historia no revisionista atribuía a los caudillos. En el asalto a un trasporte de oro su jefe de entonces y él mismo matan a todos menos a un niño. Este niño, diez años después, dedicará su vida a vengar el degüello de su padre. Con una violencia casi permanente y de a ratos reiterativa, Spiner dibuja como un orfebre prolijo esta especie de regreso al cine argentino que convertía el duro paisaje desértico en un personaje de peso. Este propósito hace de la fotografía una herramienta fundamental y bien utilizada, en cambio su complemento indispensable, la música, no acompaña como debería. Como narración, Aballay... es una historia simple y directa, donde valen más los detalles bien fotografiados que las pasiones movilizadoras bastante previsibles. Interpretaciones de mucho vigor como las de Claudio Rissi (Aballay) o cinceladas con inteligencia como la de Moro Anghilieri le ponen nervio a un film de indiscutible calidad formal. Un film en coproducción con España y con apoyo del gobierno de Tucumán donde el realizador se muestra en general muy ambicioso y a veces también demasiado influido por un modelo distante: el Favio de Nazareno... y Aniceto.