UN NUEVO PUENTE

Aunque Facebook es una red de gran dinámica, para concretar un contacto hay que formar parte de ella en forma activa y no todos desean hacerlo. Un blog en cambio permite asomarse a él de inmediato, consultarlo y salir, sin ser parte de una especie de gran familia predeterminada. Por eso lo sumo a mi necesidad de comunicación, muy en especial para los oyentes de Plumas, bikinis y tango en Fm 92.7 (www.la2x4.gov.ar) que sale los domingos de 11 a 14 y mis espectadores fieles del ciclo Al cine con la UNLa que programo y presento cada jueves a las 19 en la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. A ellos y los demás, bienvenidos y gracias por cruzar este nuevo puente.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Este jueves Habemus Papa en Al cine con la UNLa

Luego de Viudas, que llevó mucha gente, este jueves 22 la Universidad Nacional de Lanús exhibe Habemus Papa, la ingeniosa y tierna película de Nani Moretti con un Michele Piccoli realmente inolvidable. A pedido del público, hacemos función el 29 cerrando el año con Aquél martes después de Navidad, otra joyita europea, esta vez de origen rumano y con la infidelidad como tema. A las 19 en calle 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. El ciclo Al cine con la UNLa regresa el primer jueves de marzo de 2012. !Muy felices fiestas para todos!

Habemus Papam - Trailer

martes, 13 de diciembre de 2011

VIUDAS en Al Cine con la UNLa

A pedido del público, modificamos el programa del cierre de diciembre en el ciclo de cine de la Universidad Nacional de Lanús: este jueves 15 a las 19 pasamos Viudas, de Marcos Carnevale con Graciela Borges y Valeria Bertuccelli, el jueves 22 la excelente Habemus Papa del italiano Nani Moretti con Michel Picccoli. Al cine con la UNLa regresa el primer jueves de marzo. En 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. !Feliz Navidad y buen comienzo de 2012 para todos!

Trailer 'Viudas' Participacion de Martin Bossi Estreno 18 de Agosto 2011

jueves, 24 de noviembre de 2011

Diciembre en Al Cine con la UNLa

Al cine con la UNLa Diciembre 2011

Jueves a las 19

Universidad Nacional de Lanús

29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada

Entrada libre - Sala climatizada – Cine Tita Merello

Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 1º.-: Juan y Eva, de Paula de Luque, sobre relato de Jorge Coscia. La relación íntima entre Eva Duarte y Juan Perón desde que se conocen hasta el 17 de octubre. La más cálida y menos propagandística de las películas sobre ambos. Reciente y gran éxito de público con notables trabajos de Julieta Díaz y Osmar Núñez.

Jueves 8: No hay función por el feriado nacional.

Jueves 15: Habemus Papa, de Nani Moretti. Fuerte impacto de esta temporada y joyita del cine italiano, el Papa tiene sesión con el analista…y se escapa. Glorioso veterano del cine europeo, Michel Piccoli brilla en esta difícil interpretación.

Jueves 22: Aquél martes después de Navidad, del Radu Muntean. Deliciosa película rumana donde un hombre todavía joven engaña a su mujer con la odontóloga. La doble relación está pintada con calidez, sensibilidad y humor.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Jueves 10 en Al cine con la UNLA: Franzie

Al cine con la UNLa: noviembre

Al cine con la UNLa Noviembre 2011
Jueves a las 19
Universidad Nacional de Lanús-Aula Magna
29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada
Entrada libre - Sala climatizada – Aula Magna
Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 3: Che, un hombre nuevo, de Tristán Bauer. Amplia y muy completa investigación sobre Guevara, pieza clave de la revolución cubana, realizada por el director de Iluminados por el fuego. Película de alto valor ideológico y cinematográfico.
Jueves 10: Franzie, de Alejandro Marino. Una mujer todavía joven y atractiva vive prisionera de su soledad. En un trato extraño, le pagará a un hombre maduro y desocupado por su compañía. Título curioso del cine argentino con grandes trabajos de Mimí Ardú y Enrique Liporace.
Jueves 14: Clase media, de Juan C. Domínguez. Este documental narra el surgimiento y evolución de la case media y su incidencia decisiva en la historia de nuestro país: claves de una pertenencia que puede ser real o ficticia.
Jueves 24: La cantante de tango, de Diego Martínez Vignatti. Helena, una talentosa cantante de tango, se encuentra profundamente enamorada. Cuando su carrera parece despegar el hombre de su vida ya no está enamorado de ella. Tango y ficción dramática en un film poco difundido del cine argentino.

lunes, 7 de noviembre de 2011

ALAIN DELON, UN GALAN QUE CUMPLE 76



Cumple 76 uno de los galanes de mayor impacto que haya tenido el cine mundial, el francés Alain Delon. Con más de ochenta películas y unas cuantas apariciones en la televisión francesa está también entre los que más han filmado. A su enorme sugestión física y una fotogenia perfecta, hay que agregar como trampolín la seducción del truhán dispuesto a todo. Nació en Hauts-de-Seine el 8 de noviembre de 1935 y apenas traspuesta la adolescencia se instaló en París para explotar sin timidez sus chances de objeto sexual. Según datos fidedignos y nunca desmentidos, en esta escalera que él soñaba muy empinada hubo peldaños femeninos y masculinos. Fue un joven alegre y ganador de la noche parisina, donde no faltaron en sus maratones eróticas miembros de la nobleza y personalidades de las altas finanzas. Pero a fines de los cincuenta la meta de un muchacho como él era el cine. Llegó con cinco películas menores donde llamó la atención pero dentro de otros lindos como él y con la contra de ser productos con resultados mediocres. Hasta que en 1960 un muy buen director, René Clement lo eligió para un protagónico en Plein soleil (A pleno sol) donde compitió con Maurice Ronet y tuvo como contrafigura a la espléndida por entonces Marie Laforêt. Dicen las malas lenguas –que suelen ser malas pero no erradas- que la esposa de Clement exigió para él planos cada vez más largos y situaciones cada vez más exigentes. Lo cierto es que la película fue un éxito mundial y brillante rampa de lanzamiento para Alain, que voló hacia lo que habría de convertirse en el “fenómeno Delon”. La suerte lo ayudó porque ese mismo año comenzó el rodaje de Rocco y sus hermanos, gran obra cinematográfica de Luchino Visconti donde la nueva estrella demostró que era bonito y ambicioso pero también buen actor, tuvo un papel clave en esa tragedia a la cual benefició también el prestigio de Visconti en el ámbito cultural europeo. Y no paró más. Siempre apuntando alto, llegaron con el tiempo El eclipse de Michelangelo Antonioni y El gatopardo, otra vez con Visconti. A mediados de los sesenta, con treinta años, era el símbolo erótico masculino de Francia, empezaba a moverse como un hombre de altos ingresos y sólo debía instalarse en un mullido sillón a beber cognac y fumar Gouloises hasta que llegara el próximo contrato. Delon no cometió ese error. Muy astuto, se abstuvo de filmar cualquier cosa pero también de quedarse “mirando la nieve caer blandamente desde mi ventana que da al boulevard”. Trabajó mucho, cobró muy fuerte, usó a los medios, disfrutó las mujeres más apetecibles que se acercaron a él y afinó el olfato para encontrar un arquetipo bien francés pero de alto vuelo. Lo encontró con el gran Jean-Pierre Melville un realizador que sabía trabajar como nadie el cinema noir, esa variante francesa del policial norteamericano. Dos títulos con él terminaron de cimentar sus virtudes interpretativas y un enorme carisma para la pantalla: El círculo rojo y El samurai, esta última tal vez el mejor de sus trabajos para el cine. La nómina es muy larga, pero hay que mencionar El tulipán negro por haber sido una incursión en el film de aventuras al estilo Errol Flynn -volvería a esa línea con una de El Zorro- y Adiós al amigo porque era una muy buena historia y encontró en Charles Bronson un sorprendente competidor. Integró con Jean Paul Belmondo un dueto de oro en Borsalino y hasta se metió con Marcel Proust en Un amor de Swann, dirigido por Volker Slondörff.
Y allí está, millonario y bastante deprimido según se dice, tal vez porque ahora el espejo ya no le devuelve el Delon que lo acunaba en un mar de arrogancia. Envejecido sin duda. Pero mirando sus fotos de hoy descubrimos que no ha perdido el pelo. Desde luego, tampoco las mañas.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

SALOME DE CHACRA, UN ALTAR SACRIFICIAL


En sus búsquedas siempre ávidas, Mauricio Kartún no es tímido, revuelve todo, tira por el aire lo que no le sirve porque ya lo usó y se zambulle en el fondo del cajón. Debió escarbar mucho para fabricar Salomé de chacra, su flamante estreno, porque la obra presenta varios desafíos complejos incluyendo el escamoteo del texto convencional para reemplazarlo con un ejercicio literario cerrado. Un libro extraño que resulta en realidad, pese a su abundancia, una suerte de apoyatura –casi diríamos de epígrafe- para la enorme sugestión de las imágenes. Estamos ante el trasplante del mito de Salomé al campo argentino, una chacra en el día en que se faena la hacienda y se hacen los chacinados, una jornada de sangre. El patrón, Herodes, recibe de Europa a su hijastra Salomé y a su esposa que ya no es Herodías sino Cochonga, una típica rastacueros con aspiraciones de “high life” vernácula. El cuadro se completa por un lado con una presencia física, Gringuete, eficaz colaborador de su amo pero también un traidor taimado que en la obra hace de relator ocasional. Y por el otro con una presencia sonora, una voz de resonancias inquietantes que surge del fondo del aljibe, es un gauchito alzado que purga su rebeldía pero también Juan el Bautista. En la metáfora –toda la pieza lo es- Kartún quiere que Salomé no desee físicamente a Juan sino que se enamore de su voz, en rigor, de su discurso: una y otra vez será rechazada con desprecio. Cuando Herodes le pide sexo, ella, como en la historia remota, accede pero exigiendo como pago la cabeza de quien se le ha negado. Es de lejos el trabajo literario más arduo y menos complaciente de todos los emprendidos hasta ahora por el autor. Salomé de chacra es un estudio semántico donde se mezclan arqueologías idiomáticas con vulgaridades locales rotundas, se escamotean artículos porque se reniega de esos puentes que hacen coherente la narración, los personajes cuando hablan no se fugan del rito atroz que preparan pero lo hacen como leyendo un antiguo códice religioso. Es difícil de explicar, hay que vivir la experiencia. Porque es tan potente lo visual y tan desopilante la mascarada que el espectáculo atrapa en una conjunción de hondura y ridiculez, de burla ramplona y resurrección de la ceremonia en el altar sacrificial. La sangre lo tiñe todo, cuerpos y almas, la culpa se ahueca en la voz que resuena dentro del pozo y un estupendo retablo de candor funerario atiborrado de flores rojas, cabezas de reses y restos oxidados de labranza brinda un fondo de gran presencia escénica. Las actuaciones vuelven a ser, bajo la batuta de Kartún, estupendas. Osqui Guzmán en Gruinguete seduce como su auténtico alter ego, es si se quiere una especie de traductor lleno de gracia que con su gestualidad sarcástica y muchas veces tácita construye teatro donde el escritor cinceló literatura. Manuel Vicente se pone al hombro un papel complejo, mucho de lo que dice hay que descifrarlo pero sus acciones lo llevan a un nivel de muy alta nobleza interpretativa. También Lorena Vega en Salomé transita el camino espinoso que va de la comicidad a la tragedia, de la simpleza que se celebra por obvia y esperada, al horror de su reclamo cumplido pero también purgado con el mismo acero. Stella Galazzi, menos comprometida, completa el retrato con cabal captación de la mueca que pide su muñeco.
Todos los colaboradores de Mauricio Kartún cumplen un rol de valor inapreciable en escenografía, luces, vestuario y sonido, esos elementos que espesan la atmósfera requerida. Salomé de chacra es una verdadera y sagaz indagación teatral que como El niño argentino y Ala de criados, dará mucho que hablar. Además ratifica para nuestro teatro un rango de excelencia y esfuerzo que luce en lo más alto de la escena internacional.

domingo, 23 de octubre de 2011

MATEO, LA VIDA DETRAS DE UN VIDRIO SUCIO



Armando Discépolo es un fenómeno llamativo en la historia del teatro argentino. Mal tratado en general por la crítica y la gente de teatro de su tiempo, canonizado después, dejó de escribir a principios de los 30 cuando no había cumplido 50. Las hipótesis son muchas, incluyendo –libro incluído- la que fusiona esa mudez con el abismo que comenzó a separarlo de su hermano Enrique, es decir, con el cese de su verdadero motor creativo. Lo concreto es que su teatro perdurable es el del grotesco, género de origen itálico que tuvo aquí un implante muy fuerte. Y uno de sus títulos fundamentales es Mateo, la odisea cotidiana del cochero Miguel y su caballo, tan viejo y destartalado como el coche mismo, arrasados por una ciudad que crece y se motoriza. La obra es perfecta y angustiosa, mucho más hoy que ayer cuando su parentesco con el sainete era un hecho escénico cierto y le concedía cierto margen a lo cómico. Las tinieblas donde se hunden los personajes ocultan ahora por completo el gatillo de la risa. Es un teatro difícil porque tiene leyes propias que rigen su astronomía y esos códigos son remotos, el grotesco no figura desde hace muchísimo en la genética del actor nacional. Sin embargo, está resucitando desde la escena alternativa y uno de los más entusiastas es Guillermo Cacace, quien ya ofreció en su reducto Stéfano y un arreglo en base a Babilonia. Ahora le otorgan el escenario grande del Cervantes y él lo ha sabido aprovechar con jerarquía. Su Mateo es trabajo minucioso que consigue algo esencial: la densidad de una atmósfera sombría, infiltrada de tristeza y desencanto. Lo hizo con sus propias imágenes internas pero también con una buena combinación de escenografía (Félix Padrón), iluminación (David Seldes), música (Patricia Casares) y vestuario (Magda Banach). Se consiguió una especie de nido de ratas asfixiante, hecho de latas, tachos y jirones de cortinas. Asegurado así lo visual con una ropa pobretona que no presentaba desafíos salvo el atuendo funebrero de Severino, muy logrado, Cacace-Casares diagramaron con detalle el clima sonoro con una partitura que subraya secuencias clave. El resto nace del impresionante texto discepoliano y de lo más delicado, el desempeño actoral. Aquí hay que volver a ponderar la fibra tan potente que sostiene siempre todo lo que hace Roberto Carnaghi, ahora encarnando al protagonista Miguel. Está en el momento de su vida para este papel y sabe honrarlo con un vigor y una entrega notables, pero en el balance general resulta lesionado por la crispación permanente y el grito estentóreo, fallas de marcación porque al personaje le van mejor una furia sorda y un rugido abortado. Esto no estropea el trabajo de Carnaghi pero le pone un énfasis casi operístico que no es propio del género. En cambio el dibujo de Severino que consigue Mario Alarcón es excelente, lleno de sarcasmo y miseria moral, una pequeña joya de puesta e interpretación. No sorprende la solvencia de Rita Cortese en la mujer de Miguel, aunque es necesario aflojarle el cocoliche, porque con frecuencia no se le entienden bien sus parlamentos. Intensa y en tipo Paloma Contreras como Lucía, la hija que desde luego fugará hacia la prostitución. En los hijos está bien por su desparpajo Agustín Rittano, otro fugitivo nada menos que hacia el oficio más humillante para su padre, chofer. En cambio el aspirante a boxeador de David Masajnik tiende a desbarrancarse en desbordes individuales y solo de a ratos se suma al retrato colectivo. Un logro de gran impacto de Cacace es la aparición desde la puerta trampa del piso de Max Berliner como el caballo Mateo: sostenido en la varas del carruaje, este tan admirable veterano de la actuación cabecea como un equino, claudica al querer salvar con velocidad a su amo y trasmite una congoja muy especial porque en esa breve presencia preanuncia la debacle. Vale la pena sumergirse en las penumbras de Mateo, una pieza más arqueológica que vigente, aunque como todo retrato de la miseria siempre sirve y servirá como espejo acusador.

martes, 4 de octubre de 2011

Octubre en Al cine con la UNLa

Al cine con la UNLa Octubre 2011
Jueves a las 19
Universidad Nacional de Lanús
29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada
Aula Magna - Entrada libre - Sala climatizada
Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 6: La mosca en la ceniza, de Gabriela David. Verdadero estreno para este ciclo porque aún no salió en dvd, la película narra con crudeza un caso de trata en torno a dos chicas capturadas en un prostíbulo. Grandes trabajos de Paloma Contreras, María Laura Caccamo, Cecilia Rossetto y Luciano Cáceres. Homenaje a la directora, fallecida hace un año, con presencia de parte del elenco.

Jueves 13: Cracks de nácar, de Daniel Casabé y Edgardo Dieleke. Auténtica película sorpresa porque la protagonizan el programador y presentador de este ciclo junto al periodista Alfredo Serra. Su tema es el fútbol de botones, muy difícil variante de la gran pasión futbolera convertida en juego de mesa. Vienen sus directores.

Jueves 20: El último aplauso, de Germán Kral. Documental lleno de emoción sobre los cantores y bailarines veteranos que se quedaron casi fuera de la vida cuando cerró el mitológico bar El Chino. Viene Cristina de los Angeles uno de esos náufragos del tango.

Jueves 27: Tito, el navegante, de Alcides Chiessa y Eduardo Martínez. Tito Ingenieri, que vive para la bohemia y la libertad, fabrica su casa con botellas que le regala el río. Más que un documental, un descubrimiento…y Tito en persona viene a presentarla la peli.

lunes, 26 de septiembre de 2011

LA DANZA DE LA VIDA en la UNLa

El ciclo Al cine con la UNLa que acaba de cumplir seis años consecutivos en la Universidad Nacional de Lanús cambia la película del próximo jueves 22: en lugar del film francés que estaba programado irá la producción brasileña de Juan Zapata La danza de la vida cuyos contenidos se inscriben en el cine de temática sexual que tuvo hace poco con mucho éxito sus dos jornadas en el Aula Magna. El documental aborda la sexualidad en los adultos mayores. Similar tesitura tiene el excelente corto Rosa, de Mónica Lairana, ganador de un concurso reciente, interpretado por la actriz Norma Argentina y que irá antes del título mencionado. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

viernes, 2 de septiembre de 2011

CEREMONIA SECRETA: la araña teje su tela


No es fácil imaginar hoy el impacto que causó al despuntar los sesenta el primer premio en un concurso literario de la revista norteamericana Life a un escritor argentino. Lo había logrado Marco Denevi con su relato Ceremonia Secreta, que ratificaba la maestría con que manejaba los finales inesperados en historias originales, sorprendentes, distintas, virtud puesta de manifiesto antes en Rosaura a la diez (Premio Kraft). Ambas fueron llevadas al cine, Ceremonia... nada menos que por Joseph Losey con Elizabeth Taylor y Mía Farrow. El cuento sigue teniendo ese yacimiento de misterio y sorpresa, la buena literatura no envejece nunca. También es cierto que se abre con mayor facilidad al cine que al teatro. Una versión fílmica puede sin temor omitir texto reemplazándolo con imágenes, la escena es más obediente a la letra escrita y Ceremonia secreta no es una obra teatral. Con todo, esta versión de Oscar Barney Fynn afronta el riesgo con una puesta donde la ambientación otorga esa atmósfera opresiva que el lector arma con tanta facilidad. La escenografía de Emilio Basaldúa, la música de Luis María Serra y el vestuario de Mini Zuccheri se confabulan bien para edificar un clima onírico, muy en especial esos grandes retratos que replican el mismo rostro, con sus marcos disparados en diagonal hacia una reminiscencia expresionista. Los contenidos no pueden sintetizarse aquí porque en tal caso la ceremonia dejaría de ser secreta, pero recordemos que la trama reúne en un tranvía a dos mujeres que no se conocen, dos mujeres que deben encontrarse para que pueda ponerse en marcha un extraño rito de codicia, hipocresía y muerte.

El director armó con minucia su retablo y esa preocupación se nota, sustenta con buenos cimientos el espectáculo. Las interpretaciones también hacen lo suyo, aunque tal vez sucesivas funciones mejoren dos elementos clave que en el debut vacilaron un poco: la seguridad y tranquilidad de las actrices por un lado, la solidez de los vínculos por el otro. La elección de Estela Medina para la señorita Leónides Arrufat es muy acertada porque la gran actriz uruguaya lo sabe todo de su oficio y trasmite esa especie de frialdad amable y letal con que la araña va tejiendo su tela, es el suyo un excelente trabajo. Con menos recursos, Soledad Fandiño procura ponerse a la altura y de a ratos lo consigue, aunque el diseño elegido para su personaje la pone siempre al borde de la sobreactuación caricaturesca, su entrega la rescata en el final. Dos profesionales consagradas asumen otros tantos papeles importantes como bisagra, Susana Lanteri y Ana María Casó, acuarelas que grafican el mundo cerrado y tóxico de las solteronas que también dibujan su plan depredador.

Ceremonia secreta es un trabajoso tejido escénico que recuerda y rinde homenaje a uno de los más grandes escritores argentinos.-

sábado, 27 de agosto de 2011

El cisne negro este jueves en la Universidad de Lanús

Setiembre en Al cine con la UNLa

Jueves a las 19

Universidad Nacional de Lanús-Aula Magna

29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada

Entrada libre - Sala climatizada

Jueves 1º.: El cisne negro, de Darren Aronofsky. Otro impacto muy fuerte, esta vez con un melodrama viscoso y altamente erotizado sobre el mundo del ballet. Realidad y alucinaciones se mezclan en el mundo interno de una bailarina magistralmente interpretada por Natalie Portman.

Jueves 8: El baile de la victoria, de Fernando Trueba. Aunque filmado por el español famoso, el film es chileno y cuenta una historia ambientada en el regreso de la democracia: un joven que quiere rehacer su vida, un ladrón de cajas fuertes y una bailarina son sus protagonistas. Con Ricardo Darín, Abel Ayala y Miranda Bodenhöfer.

Jueves 15: Los Marziano, de Ana Katz. Dos hermanos distanciados quieren reconciliarse pero diversos incidentes lo impiden. A su vez, dos mujeres que luchan por lograrlo complican el panorama. Con Guillermo Francella, Mercedes Morán, Arturo Puig y Rita Cortese.

Jueves 22: Sin retorno, de Miguel Cohan. Buenos Aires, noche de verano. Un accidente unirá la vida de tres hombres. Matías Fustiniano (Martin Slipak) atropella con el auto de su madre a un joven ciclista causándole la muerte. Muy buenos trabajos de Leonardo Sbaraglia, Luis Machín, Ana Celentano y Federico Luppi.

Jueves 29: El refugio, de François Ozon. Joyita del cine francés debida a uno de sus mejores directores. Mousse y Louis son jóvenes, lindos, ricos y están enamorados, pero las drogas invaden su vida. Esta es la base de una historia intimista y emotiva sobre un drama contemporáneo.

lunes, 22 de agosto de 2011

Este jueves 25, en la UNLa Cine de Temática Sexual


El ciclo Al cine con la UNLa cede su espacio este jueves 25 al evento Cine de Temática Sexual que maneja Fabio Zurita. Desde las 18 se exhibirá una serie de cortos de distinto origen con esos contenidos y luego un largo dedicado al recordado actor del paracultural Batato Barea. Con otro material, el encuentro se repite el día siguiente en el mismo horario. A su vez, idéntico programa irá en Artecinema, Salta 1620, capital, donde las películas serán evaluadas por un jurado que elegirá un corto argentino y otro extranjero.
El jueves 1o. Al cine con la UNLa retoma su programación con El cisne negro, que estaba anunciada en principio para este jueves. Muy pronto aquí la programación completa de setiembre.

jueves, 11 de agosto de 2011

UN HAMLET VISTOSO, PERO FRIO Y DISTANTE


De moda como nunca, la obra más popular de Shakesperare se multiplica en la cartelera de Buenos Aires y acaba de agregar su versión “grande” en la calle Corrientes. Es una producción conjunta del Complejo Teatral de Buenos Aires y Fénix Entertainment Group armada en torno a Mike Amigorena y con la firma prestigiosa de Juan Carlos Gené como responsable de dramaturgia y dirección integral.

Los resultados se traducen en un espectáculo de buen diseño visual que llena con fluidez el escenario del Alvear, no se ata a ninguna cronología –el vestuario de Salvioli-Carini fluctúa entre fines del siglo XIX un poco a lo Ibsen y figurines más remotos para las mujeres sin eludir los uniformes militares para el cierre con Fortinbrás- y se vale con eficacia de un cubo central que sirve para todo: desde mesas diversas hasta las tumbas del rey y de Ofelia. Bien iluminado y movido, este Hamlet sufre por falta de intensidad, hondura y compromiso visceral de sus intérpretes. Más dicha que auténticamente actuada, la tragedia rara vez sacude fibras íntimas en el elenco y por tanto tampoco en la platea. El monarca usurpador, Claudio, de peso muy grande del principio al fin –inolvidable el que edificó Héctor Bidonde a principios del año pasado- se manifiesta a través de un Edward Nutkiewicz dinámico pero exterior y con una sensible fragilidad elocutiva que este personaje hace más notoria. No le cuesta lucirse a Horacio Peña en un Polonio más bien caricaturesco que él convierte en una previsible creación personal. También Camilo Parodi se las arregla bien con Horacio (papel de apertura) y salvo un nerviosismo de debut más que comprensible, Luciano Linardi consigue cierto vigor en Laertes (papel de cierre). La reina de Luisa Kuliok en cambio permanece ajena casi por completo a todo lo que le sucede, que no es poco. Esmeralda Mitre (no es ni falsedad ni malicia suponer que estaba siendo especialmente observada por la mochila pesada de su apellido) es cómodamente la mejor porque vivió e hizo vivir con pasión encendida sus emociones y su demencia, ella puso electricidad en un escenario mustio. Mike Amigorena, sin duda una figura mediática y marketinera, dibujó un Hamlet a su gusto, con displicencias modernosas de “niño argentino” y paquete, travestido en señorita sin necesidad en la secuencia de los cómicos, desplazándose en patines, haciendo de a ratos casi un unipersonal que omite el vínculo con los demás. Todo a años luz de lo que semejante personaje requiere. Lo sufre la obra en su conjunto y lo sufre también en alguna medida Gené, que le otorgó tantas licencias al protagónico y que dejó sin encender los fuegos en que arden las criaturas de Shakespeare.

lunes, 1 de agosto de 2011

Al cine con la UNLa, programación de agosto

Al cine con la UNLa Agosto 2011
Jueves a las 19
Universidad Nacional de Lanús-Aula Magna
29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada
Entrada libre
Sala climatizada


Jueves 4: El discurso del rey, de Tom Hooper. La reina de los Oscar, doce nominaciones y cuatro premios principales avalan el alto de nivel de esta película inglesa. Colin Firth interpreta al rey George VI, quien debe calzar la corona pero es tartamudo. Geoffrey Rush es el profesional que habrá de curarlo. Un estreno de alto vuelo en nuestro ciclo.

Jueves 11: No hay función por actividades académicas.

Jueves 18: El gato desaparece, de Carlos Sorín. El director de La película del rey e Historias mínimas debutando en el cine de misterio con un film de clima oprimente y dos grandes trabajos de Beatriz Spelzini y Luis Luque. Algo nuevo y distinto dentro de la producción nacional.

Jueves 25: El cisne negro, de Darren Aronofsky. Otro impacto muy fuerte, esta vez con un melodrama viscoso y altamente erotizado sobre el mundo del ballet. Realidad y alucinaciones se mezclan en la mente de una bailarina magistralmente interpretada por Natalie Portman.

Este jueves en Al cine con la UNLa

jueves, 30 de junio de 2011

Programa de Al cine con la UNLa en Julio

En este blog está el trailer de la película del jueves 30, con que cerramos junio, CAFE DE LOS MAESTROS. Aquí el programa completo del mes de julio, con títulos muy recientes. Los esperamos.


Al cine con la UNLa Julio 2011
Jueves a las 19
Universidad Nacional de Lanús
29 de setiembre 3901 Remedios de Escalada
Entrada libre
Sala climatizada
Programa y presenta Rómulo Berruti

Jueves 7: Belgrano, de Sebastián Pivotto. Muy buena transcripción fílmica de la personalidad de Manuel Belgrano, hombre de integridad absoluta, entregado a la causa de la patria. El telefilm lo muestra en su faceta épica y humana con grandes trabajos de Pablo Rago en el protagónico, Pablo Echarri como San Martín y Valeria Bertuccelli en María Josefa Ezcurra.
Jueves 14: Un cuento chino, de Sebastián Borensztein. El impacto del año, la difícil relación de un comerciante hosco y retraído con un chino que le cae de regalo, configurando una película de rara originalidad y ternura. Notables Ricardo Darín y el debutante Ignacio Huang.
Jueves 21: Un feriado particular, de Gianni Di Gregorio. Otro estreno notable del año, una típica comedia italiana sin costados amargos, con buena onda. Un soltero cincuentón que vive con su madre de noventa y tantos en un departamento romano ve convertirse su hogar en una residencia para señoras mayores. El mismo director encabeza el reparto junto a un adorable grupo de viejitas peninsulares.
Jueves 28: Revolución, el cruce de los Andes, de Leandro Ipiña. Éxito reciente y poderoso del cine argentino en una superproducción que resucita al general San Martín en su hazaña máxima. Esta vez le tocó a Rodrigo de la Serna el desafío de encarnar al Libertador. Orgullosamente la damos en nuestro ciclo.

lunes, 23 de mayo de 2011

Este jueves 26, LA MIRADA INVISIBLE en Al Cine con la UNLa

Culminando la programación de mayo de Al cine con la UNLa, este jueves 26 exhibimos La mirada invisible, de Diego Lerman. Otra joyita oculta del nuevo cine nacional con un tratamiento muy delicado de la represión sexual. La preceptora de un colegio tradicional de Buenos Aires se esconde en los baños para espiar a los alumnos varones. Grandes trabajos de Julieta Zylberberg y Osmar Núñez.(Ver tráiler). A las 19 con entrada libre en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

PROGRAMACION DE JUNIO. Ya en la sala Tita Merello, recuperada luego de sus refacciones, Al cine con la UNLa preparó el siguiente programa para junio:

Jueves 2: Mi familia, de Lisa Chodolenko, cuatro nominaciones en el último Oscar y el Globo de Oro para Anette Bening hablan claro de esta excelente comedia del cine norteamericano con un tema difícil: un matrimonio entre mujeres que vive feliz con los hijos de ambas, debe asumir una presencia inesperada. Julianne Moore y Mark Ruffalo completan el trío protagónico.
Jueves 9: Un oso rojo, de Adrián Caetano. Reponemos este gran título del cine argentino porque tiene un vigor poco común y fue el trampolín para la carrera de Julio Chávez, ahora con un fuerte protagónico en TV. Suspenso, violencia, marginalidad y la sorpresa del mago René Lavand convertido en actor.
Jueves 16: El inmortal, de Richard Berry. Cine francés de alto voltaje y un éxito mundial del año pasado, con Jean Reno –el protagonista inolvidable de El perfecto asesino- componiendo a un “pesado” que quiere abrirse de la mafia marsellesa. Cine europeo de lujo en nuestro ciclo.
Jueves 23: Felicidades, de Lucho Bender. Una nochebuena memorable en el cine argentino, un film sin pretensiones pero con grandes hallazgos y mucha originalidad. Se lucen Marcelo Mazzarello, Carlos Belloso, Gastón Pauls y Alfredo Casero.
Jueves 30: Café de los maestros, de Miguel Kohan. Otra reposición pedida por muchos que no la vieron, una verdadera fiesta del tango con Mariano Mores, Horacio Salgán, Leopoldo Federico, José Libertella, Alberto Podestá y Virginia Luque entre muchos otros nombres de oro del 2x4. Imperdible.

lunes, 16 de mayo de 2011

EL JUEVES 19, ROMPECABEZAS EN AL CINE CON LA UNLa

Este jueves continúa el ciclo Al cine con la UNLa en la Universidad Nacional de Lanús con la película argentina Rompecabezas, de Natalia Smirnoff. Los desafíos de armar con justeza un puzzle hacen espejo con fracturas afectivas de la vida cotidiana. Notable y premiado trabajo de la actriz María Onetto junto a Gabriel Goity y Arturo Goetz. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. Cerramos mayo el jueves 26 con La mirada invisible, un tema que tiene delicadas implicaciones sexuales donde brilla Julieta Zilberberg.

miércoles, 11 de mayo de 2011

FUTBOL DE BOTONES EN BUENOS AIRES

Una demostración de cómo se juega al fútbol de botones, pasión que comparto con mi amigo Alfredo Serra desde hace décadas. Son botones -no chapas como en Brasil- limados y a veces rellenados, la pelota es un botón de camisa y rige todo el reglamento: falta, jugador adelantado, mano, se castiga con tiro libre o penal.

viernes, 6 de mayo de 2011

ESPEJOS CIRCULARES: ESPIANDO UNA CLASE DE TEATRO


Cuando se ven estrenos que son en realidad ejercicios teatrales bastante insuficientes y desprolijos convertidos en espectáculos que cobran entrada, no se puede menos que agradecer la honestidad de Espejos circulares que es, a cara descubierta, una serie de esos ejercicios convertidos en tema de una obra teatral. La autora norteamericana Annie Baker hizo un éxito en su país con este juego donde una profesora interactúa con sus alumnos en un clásico estudio-escuela, mostrando y usando los conflictos personales a manera de gatillo. O sea, como sucede en la realidad. Las emociones estimuladas por la simulación de otras emociones van armando una trama que tiene picardía escénica pero escasa densidad dramática, una salida ya muy habitual en autores que gambetean las dificultades que entraña escribir teatro. Los apagones abundantes eluden la búsqueda tan ardua de continuidad en una historia que fluya, envuelva y atrape desde el planteo hasta el desenlace. En una sala cercana, el mismo truco, pero de fuerte efecto cómico, hace lo mismo con el consultorio de un psicoanalista (Toc Toc).En Espejos...hay poco material dramático pero sí agudeza de observación y abre una ventana hacia el público común para que pueda espiar una clase de actuación. Con mayor exigencia de fondo y menores concesiones a lo superficial, esto pudo ser inclusive una experiencia inquietante. Pero el objetivo es más leve y si se quiere, más piadoso. Por cierto van a disfrutar más las actrices, actores, directores y aspirantes a serlo porque saben muy bien de qué se trata, en mayor o menor medida transitaron esos pudores y esos pánicos. Pero Javier Daulte es un autor-director que se las sabe todas, domina la comedia y armó una propuesta que alcanza para seducir pese a sus baches. El resto es mérito de un elenco muy idóneo que aprovecha bien sus chances en esto que para ellos es una película pasada al revés. Soledad Silveyra pone todo lo que sabe de su enorme oficio al servicio de la profesora, incluyendo una necesaria dosis de autoridad y paternalismo, está excelente. Lo mismo puede decirse de Jorge Suárez, quizás el más beneficiado por las cosquillas que con astucia puede suscitar su personaje. Andrea Pietra, una notable actriz, tampoco tiene problemas en lucirse interpretando a una mujer joven generosa en conflictos. Tiene gracia el despiste con que Victoria Almeida dibuja lo suyo, mientras Boy Olmi completa el elenco con similar solvencia profesional. Espejos circulares es un exponente de los textos que hoy imperan. Vale. Pero no sorprende que sea tan caudaloso el regreso de Arthur Miller y ahora parece que también el de Tennessee Williams.

miércoles, 4 de mayo de 2011

EL JUEVES 12 EN LA UNLa, LA SUERTE ESTA ECHADA

Debido a compromisos académicos, este jueves 5 de mayo no habrá función del ciclo Al cine con la UNLa. Retomamos el jueves 12 con la excelente comedia de Sebastián Borensztein -el mismo de la ahora tan exitosa Un cuento chino- La suerte está echada, donde muchas de las variantes del azar y de la mufa son usadas como disparador humorístico, pero también como tema de reflexión. Leonardo Mazzarello, Alfredo Casero, Alejandro Awada y Gastón Pauls son algunas de las figuras que se lucen en el film. Seguimos el 19 con Rompecabezas de Mariana Smirnoff y el 26 con La mirada invisible de Diego Lerman. A las 19, en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. Como la sala Tita Merello entra en refacciones durante mayo, las funciones mencionadas tendrán lugar en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Lanús, edificio José Hernández, muy cerca del cine. Perdón por las molestias, en junio volvemos a la Tita Merello, muchas gracias.

lunes, 25 de abril de 2011

EL HOMBRE DE AL LADO EN LA UNIVERSIDAD DE LANUS

Continuando con su ciclo Al cine con la UNLa la Universidad Nacional de Lanús exhibe este jueves en su sala Tita Merello el gran impacto del 2010, El hombre de al lado. Con una historia simple pero electrizante, los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn se convirtieron en las figuras cinematográficas del año, a la vez que el actor Daniel Araoz monopolizó todos los elogios. Programa y presenta Rómulo Berruti. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

viernes, 22 de abril de 2011

EXCLUSIVO ESTRENO: trailer de El Gato Desaparece, nueva película de susp...

EL GATO DESAPARECE, CON GRANDES ACTUACIONES

El director Carlos Sorín tuvo su consagración hace 25 años con La película del rey, un soplo fresco y distinto en el cine argentino de aquél entonces. Luego de un prolongado silencio volvió con Historias mínimas y enseguida su casi continuación, El perro, donde impuso un costumbrismo minimalista lleno de ternura. Se fue a la banquina en El camino de San Diego y derivó hacia un ascetismo quirúrgico en La ventana, donde se perciben reminiscencias de Sokurov y Bergman. Ahora se tira de cabeza en el thriller psicológico a lo Hitchock con El gato desaparece, una película que tiene misterio y mucho clima. Sus personajes son dos, el resto no cuenta salvo en un caso en el cual está sin estar. El es un profesional respetado por colegas y alumnos, ella una mujer en cuyos silencios se agazapa una falsa serenidad. El acaba de salir de un establecimiento psiquiátrico debido a un brote de violencia y el regreso al confortable hogar de clase media tirando a alta no es el ideal: ella parece desconfiar profundamente de su curación y experimenta alarmantes sobresaltos y pesadillas. Donatello, el gato negro de la casa, desaparece. Y una atmósfera de miedo lo invade todo, mientras se hace visible que la enferma de verdad es ella, no él. La película está construída con habilidad y oficio, exhibe un Sorín distinto pero tiene crujidos en su estructura y sobre todo un final cuyo sentido hay que adivinar, porque está defectuosamente escondido. El gran impacto del film -como tantísimas veces en el cine nacional- son las actuaciones, con una estupenda Beatriz Spelzini, notable actriz de teatro que esperaba desde hace mucho su oportunidad en el cine y el ya casi imprescindible Luis Luque, siempre perfecto. El nuevo Sorín no defrauda, pero tal vez no sea éste el género donde se mueve con mayor comodidad.

domingo, 17 de abril de 2011

NO ES TAN FIERO EL LEON COMO LO PINTAN


Sin considerar los 64 años transcurridos desde su estreno, la evaluación de Un tranvía llamado deseo resultaría imposible. Porque este gran poema dramático de Teneessee Williams cuenta una historia, sintetiza una tragedia y a la vez plantea un auténtico dilema moral. ¿Blanche Dubois es una mujer de extrema sensibilidad o una impostora? ¿Sus fabulaciones son demenciales o especulativas? ¿Stanley Kowalski es únicamente un machista alcohólico, violento y lleno de crueldad o es un hombre común de clase baja que descubre una vulgar estafa y expulsa a la timadora? Como en todo el teatro de este autor extraordinario la pasión física y su represión palpitan en el fondo de la trama, sus culpas de homosexual sureño impulsan todo un mundo de ficciones que le son necesarias para vivir en su condición de narrador. Con los códigos de hoy la obra podría ser leída como un caso nítido de discriminación. Esto predomina sobre lo demás porque se nos muestra el calvario de una mujer desequilibrada que agita con su presencia aguas sólo aparentemente quietas y es castigada por eso con el manicomio, si se quiere un centro de detención. En los cuarenta las espesuras del melodrama operístico lo envolvían todo. Lo que aún admitiendo envejecimientos formales sigue indemne es la estupenda estructura dramática y por sobre todo la piedad infinita que provocan sus personajes. Hoy que el texto casi ha desaparecido como esqueleto argumental, Un tranvía…resulta toda una reivindicación del autor.
La dirección de Daniel Veronese es un trabajo serio y muy profesional sobre un drama que los teatristas han sabido bordear como un campo minado. Siempre se le tuvo miedo a esta pieza por motivos diversos, un poco porque no es fácil de poner debido a sus climas, un mucho porque la protagonista Blanche aterroriza y bastante porque todos llevamos en la retina a Vivian Leigh y Marlon Brando en la versión cinematográfica. Tomado el toro por las astas –ya era hora- asistimos a un espectáculo que sigue los lineamientos del original pero respetando con astucia aquella película célebre. Nos resultan familiares la ambientación –muy bien resuelta por Jorge Ferrari y Albertina Kitenik- y el vestuario de Gabriela Pietranera sin omitir la icónica musculosa de Kovalski bañada por verdaderos surtidores de cerveza. Esto es normal y comprensible porque tampoco Veronese disponía de otras referencias y lo que cuenta no es lo exterior. En lo demás el devenir es desparejo pero fiel: faltan ciertas atmósferas por apresuramiento sobre todo en el momento de la confesión a Mitch (un bombazo que requiere una pausa previa) pero se condensan en el final, tan lleno de dolor. Se omite pero no es imprescindible la famosa secuencia del espejo y también –esto se extraña un poco más- la vendedora de flores para los muertos. En cuanto a Blanche cayó en manos de una muy buena actriz como Erika Rivas que supo colocarse en ese terreno tan resbaladizo entre la frívola manipuladora incapaz de asumir su realidad y la mujer sola y triste hasta el estremecimiento, su personaje es una cuerda de violín tensada al máximo, es el unicornio que pierde su cuerno en El zoo de cristal. Y lo hace bien, trasmite la emoción y el ridículo en las dosis requeridas. Muy sólido es lo de Peretti en Kovalski, aprovechado al máximo con gran vigor y convicción, el papel es suyo por derecho propio y le saca todo el jugo posible oficiando muchas veces como auténtico pivote de la propuesta. Crece aquí la hermana de Blanche, Stella, cuya incidencia real en la obra ha sido con frecuencia subvalorada y eso se debe a la intensa interpretación de Paola Barrientos. El cuarto personaje, Harold Mitchel, es la otra pieza que encaja con justeza y armonía gracias al trabajo exacto de Guillermo Arengo. Los subrayados musicales y sonoros fueron puestos con mano sabia y ayudan. Y sí, subió a escena Un tranvía llamado deseo. No es tan fiero el león como lo pintan.

miércoles, 13 de abril de 2011

FRANCIA CON NATALIA OREIRO EN AL CINE CON LA UNLa


Este. jueves 14, siguiendo con la programación de abril en Al cine con la UNLa, exhibimos la película nacional FRANCIA de Israel Adrián Caetano con un reparto donde brilla Natalia Oreiro. Es una historia de desencuentros afectivos profundos que obtuvo varios premios internacionales. El 21 no hay función y volvemos el jueves 28 con el mejor título del 2010, EL HOMBRE DE AL LADO. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

domingo, 10 de abril de 2011

BIOGRAFIA CON CLIMA DE HOMENAJE


Las semblanzas teatrales de grandes personalidades fueron siempre muy dificultosas porque la escena carece de los medios del cine para resucitar una época y al mismo tiempo una vida. En forma inexorable, el retrato será un bosquejo y su mundo habrá de ser evocado –o imaginado- por el espectador. Por eso cuando se trata de una “biopic” teatral, suele elegirse un momento preciso, un diálogo puntual, una instancia bien definida, como en el caso emblemático de la exitosa Eva y Victoria que se repetirá ahora con Perón y Borges. En cambio la obra de Eduardo Rovner Don Arturo Illia –ya conoció una versión con Arturo Bonín- es un itinerario amplio que aspira a poner de pie al presidente menos vulnerable a los reproches de conducta que hayan tenido los argentinos en toda su historia. Arturo Illia fue elegido en 1963 por sólo una parte minoritaria de los argentinos ya que el peronismo, mayoritario, se encontraba proscripto. Esto condicionaba sin duda su arribo al poder. El compromiso encontró a un hombre íntegro y sereno, aferrado sólo a su honradez visceral y a sus convicciones ciudadanas. Todo lo demás deberá pasar por este scanner implacable. Y así fue. El derrocamiento no tardó en llegar tres años después con la Revolución Argentina de Onganía.
La obra se hace síntesis obligada en brochazos, flashes, momentos fundamentales, desde los comienzos juveniles cuando Irigoyen lo hace optar entre un puesto de médico en la escondida Cruz del Eje o una beca en París, hasta su muerte. El texto deja de lado el debate y las profundidades ideológicas para elegir lo didáctico y emocional, de este modo vemos a Illia en pantallazos familiares plenos de ternura y otros oficiales donde se enfatiza su firmeza pese a la envergadura del contendiente. Así hasta el célebre vaticinio “sus hijos se lo van a reprochar” cuando el general Alsogaray lo saca de su despacho y la frase final de múltiples lecturas “¿quién va a pagar esto?...” Un poco escolar y superficial, la propuesta exige sí o sí un gran trabajo protagónico y lo encuentra en Luis Brandoni cuya versatilidad interpretativa ha sido disfrutada tantas veces que está demás remarcarla. No sólo el personaje sino todo el espectáculo se subordinan a su dibujo de Arturo Illia, que tiene correcta aproximación física –aunque habría que acentuar el blanco blanquísimo de su pelo, un sello distintivo- y una paleta rica en registros interiores gracias a la diversidad de tonos que con maestría domina el actor. Del elenco que lo secunda doblando distintos papeles hay que destacar primero a Manuela Pal como la hija Emma, un verdadero golpe de luz en un cuadro más bien melancólico y luego a Nacho Gadano en Luis Caeiro, pieza clave de aquella gestión de gobierno. Descontando el entusiasmo previsible de los simpatizantes radicales, es justo decir que esta resurrección se convierte en un homenaje cálido “apto para todo público”.

lunes, 4 de abril de 2011

VUELVE AL CINE CON LA UNLa


Luego del receso de verano y en su séptimo año consecutivo reaparece este jueves 7, siempre a las 19, en la Universidad Nacional de Lanús el ciclo Al cine con la UNla, creado, programado y presentado por Rómulo Berruti. Debido a refacciones que se efectúan en la sala Tita Merello -desde siempre escenario de estos encuentros- durante abril las funciones tendrán lugar en el Aula Magna de esa casa de estudios, ubicada no demasiado lejos del cine. Abrimos con Carancho, la muy intensa película de Pablo Trapero que estuvo ahí cerquita de representarnos en el Oscar. Son sus figuras centrales Ricardo Darín y Martina Gusmán.
Continuaremos el jueves 14 con Francia, de Israel Adrián Caetano protagonizada por Natalia Oreiro y cerramos el mes el 28 (omitimos el Jueves Santo) con el golazo del año pasado, El hombre de al lado, un hallazgo del cine argentino que dirigieron Gastón Drupat y Mariano Cohn, donde brilla el gran trabajo de Daniel Araoz. En 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.

jueves, 10 de marzo de 2011

PANTALLA PINAMAR: UN BUEN BROCHAZO COSTUMBRISTA

Con muchas intermitencias, el cine argentino supo mirar con ternura y sarcasmo el infierno grande de los pueblos chicos. Desde los grotescos de Armando Bó hasta el arqueológico retrato zumbón de Simón Feldman en El candidato. Ahora lo hace Sergio Teubal en El dedo, donde una muerte inesperada genera la mutilación del dedo índice del flamante cadáver por parte de su hermano. Ese dedo puesto en formol será de inmediato la veleta moral de la comunidad, indicará el camino trascendente pero también señalará la pócima exacta para curar una bronquitis. Es una fábula y por lo tanto, una historia empapada en maniqueísmo. El malo es un sujeto viscoso y turbio que tiene amenazados y sobornados a muchos, pero no a la mayoría. El bueno es el dueño del almacén y dueño del dedo. Cuando en el 83 llega la democracia y hay que votar, el primero, que se considera ganador seguro a la intendencia, deberá medirse con un candidato inesperado. En base a ingenio y humor, Teubal aprovecha la novela de Alberto Assardeurian y pone en marcha un fresco pueblerino muy eficaz retomando sendas constumbristas de las cuales nuestros realizadores se han apartado con cierto desprecio. Todo el reparto se luce, pero brillan en los protagónicos el almacenero Fabián Vena y el monje negro Gabriel Goity.

martes, 8 de marzo de 2011

PANTALLA PINAMAR: CON RETAZOS DE LEONARDO FAVIO

De los muchos preestrenos nacionales que exhibe Pantalla Pinamar uno de los que llegaron con mayores expectativas es Aballay, el hombre sin miedo, de Fernando Spiner. El protagonista es un gaucho de bien cultivada crueldad, un remanente de esa ferocidad entre verídica y literaria que la historia no revisionista atribuía a los caudillos. En el asalto a un trasporte de oro su jefe de entonces y él mismo matan a todos menos a un niño. Este niño, diez años después, dedicará su vida a vengar el degüello de su padre. Con una violencia casi permanente y de a ratos reiterativa, Spiner dibuja como un orfebre prolijo esta especie de regreso al cine argentino que convertía el duro paisaje desértico en un personaje de peso. Este propósito hace de la fotografía una herramienta fundamental y bien utilizada, en cambio su complemento indispensable, la música, no acompaña como debería. Como narración, Aballay... es una historia simple y directa, donde valen más los detalles bien fotografiados que las pasiones movilizadoras bastante previsibles. Interpretaciones de mucho vigor como las de Claudio Rissi (Aballay) o cinceladas con inteligencia como la de Moro Anghilieri le ponen nervio a un film de indiscutible calidad formal. Un film en coproducción con España y con apoyo del gobierno de Tucumán donde el realizador se muestra en general muy ambicioso y a veces también demasiado influido por un modelo distante: el Favio de Nazareno... y Aniceto.

sábado, 19 de febrero de 2011

EL UNIVERSO IMPIADOSO DE ALBERTO URE


Aunque una única obra parece muy poco, la incidencia de Alberto Ure en el teatro local es tan fuerte que ese aporte solitario adquiere otra significación. La familia argentina –que acaba de subir a escena en el Centro Cultural de la Cooperación- es un espejo cabal del universo impiadoso de este mítico director y formador de actores. Con todos los elementos que tanto usó en sus trabajos, especialmente la violencia profunda que subyace y salta de pronto como un chorro de lava pero también un humor vitriólico de alto nivel, Ure muestra una familia especialmente disfuncional para la “buena sociedad”. Carlos y Laura han sido hasta hace poco un matrimonio todavía joven de reconocible y respetable clase media, él psicoanalista, ella diseñadora, todo bien. Pero había una pieza que no encajaba en el dibujo, Gaby, la hija de ella, 21 vitales años, hace rato que quería acostarse con su padrastro. Y se convierten en amantes. Ya juntos, Laura irrumpe en el departamento que comparten y lo suyo es un verdadero vómito de acusaciones, insultos y amenazas. Carlos absorbe bien los golpes como un boxeador veterano, porque la pelea estaba programada. Pero cuando se incorpora Gaby todo se le vuelve menos manejable. La obra tiene alto voltaje y diálogos agudos, duración cauta y elementos básicos de indiscutible nobleza. Lo que ocurre es que los cambios en el magma escénico de Buenos Aires son muy veloces y el texto parece ahora un ¿Quien le teme a Virginia Woolf? fuera de calendario. Cualquier mujer se sentiría hoy como Laura, que duda cabe, pero estos conflictos ya no suben al escenario de esa manera porque nuevas dramaturgias los pasan por varios filtros y lo que suele quedar está más cerca de la parodia que del dolor. Algo de ese sedimento burlón se percibe en la situación de cierre.

La dirección de Cristina Banegas respeta el mundo Ure y obtiene excelentes trabajos de la pareja mayor. Luis Machín enriquece con muchos detalles valiosos el cinismo de Carlos, que adorna también con un estupendo dominio corporal. Claudia Cantero en Laura monopoliza con su estallido toda la primera parte y muta después hacia una especie de “bueh, ya se me pasó” que pega con efecto cómico en la platea: es la suya también una interesante interpretación. En cambio Carla Crespo no parece haber encontrado los acordes exactos de Gaby, personaje que hace un poco de ruido en el armado general como si girara en falso todavía. La ambientación y las luces responden a una prolija concepción de puesta.

jueves, 10 de febrero de 2011

EL DEALER MANDA: JUGADO...Y SIN RESTO


El muy buen autor inglés Patrick Marber, conocido mundialmente a través de Closer que llegó también el cine, cedió por suerte a la tentación de hacer teatro dentro de ese excelente tubo de ensayo que es una partida de póker. Ahora que este juego dejó la intimidad de las mesas llenas de humo bajo un chorro de luz para ganar adeptos en todo el mundo vía tv e internet, es oportuno maridar su nobleza con la nobleza de la escena. La obra no tiene misterios, si hay algo que funciona como fuente de tensiones es un grupo apretado de adictos esperando, calculando y semblanteando. El azar no tiene nada que ver. Por eso en El dealer manda Marber -de hecho un cultor del póker- se detiene en las horas previas al choque que humedece las manos y hace crujir los dientes, muestra a sus personajes arriba en el salón del restorán antes de la cita en el sótano. Casi podría decirse que invierte el orden previsible -esto es muy interesante en el texto- y detona la granada antes de sacarla del bolsillo, es como si esos seis contendientes corrieran la película al revés y estallaran anticipándose a la excitación del juego para recién después sentarse ante el paño verde. En algo menos de hora y media hierven y salpican muchas cosas que han sido comprimidas mucho tiempo, se ponen negro sobre blanco deudas en metálico y de las otras, los 52 naipes del mazo correrán centrifugando esas pasiones. La falta de un conflicto definido se hace sentir de a ratos pero en las situaciones que anteceden a la partida, cuando llega el juego la pieza crece y gana en solidez. Como tantísimas veces en la pantalla, hasta el espectador ignorante de póker se inclina en su asiento cuando la apuesta se vuelve vertiginosa. Marber es un cabal hombre de teatro.
La puesta es puro desafío porque en El dealer manda pasa de todo y no pasa nada. Leonardo Kreimer eligió un mecanismo eficaz pero a la vez poco menos que obligado para rellenar los baches de tiempo, valerse del apagón salvador pero -él mismo lo explica en un video- haciendo que los golpes de luz funcionen como el gatillo de un arma y movilizar así la acción. Su trabajo es minucioso y los intérpretes ponen lo máximo, pero la puesta muestra un abuso del grito y la crispación que irritan sin condensar espesura dramática. Un replanteo que optara un poco más por el medio tono tal vez armaría otro clima. La muy buena composición de Gaby Páez en Maxi, por ejemplo, corre peligro por esta ausencia aunque se gana en buena ley algún aplauso a escena abierta. Pero las virtudes del elenco son notorias y montan una dínamo de alto voltaje con Mariano Caligaris, Leonardo Castillo, Nicolás Martini, Fernando Margenet y Giancarlo Pia Mangione. Luces y ambientación fueron manejados con sabiduría por Andrea Patrón. El programa de mano incluye un naipe, como tengo dos y ambos son pique esta gente me ha metido en su maraña de cada jueves.

miércoles, 26 de enero de 2011

LA VIDA DETRÁS DE UN VIDRIO SUCIO


En el Camarín de las Musas se estrenó un trabajo escénico titulado Pezones mariposa que tiene dirección de Bernardo Cappa y dramaturgia de Laura Nevole. El ámbito es el buffet bastante miserable de un club de barrio que también conoció tiempos algo más dignos, tiempos de fútbol, con un poquito de heroicidad y sobre todo, de machismo. Ahora la institución gotea miseria y sólo tiene un equipo de patinaje femenino. Ese bar estuvo siempre en manos de Cesáreo Ronconi, un marginal que en realidad sobrevive allí por la pieza que le dejan habitar, sujeto ruin y desagradable, vividor de quien se deje, bufarrón que somete a un pobre infeliz que quiere ser futbolista. Este es Lionel, vino del Chaco, ni él sabe cuál es su identidad sexual pero acepta ser “la esclava blanca” de Cesáreo y se aferra a la ilusión de ser contratado en Bolivia. El cuadro se completa con Ricardo, integrante de la nueva comisión directiva que aprieta al bufetero para hacerle blanquear sus deudas y sobre todo, obligarlo a irse para siempre. Durante una hora y cuarto estas tres caras de la misma pirámide mostrarán fragmentos de varias historias sórdidas que no llegan a culminar, capítulos truncos de una tristeza profunda donde solo la inocencia de Lionel queda como tributo al lado luminoso de la condición humana. La propuesta tiene poco asunto de base y las situaciones, muy ricas en el comienzo, tienden a repetir su discurso. Pero hay un clima interesante que surge del armado teatral, una atmósfera que se vale del viejo constumbrismo pero usando a la vez herramientas que son de dramaturgias más recientes. Y con astucias en el tejido del diálogo que permiten también bordar con el humor negro. Una vez más, los intérpretes se ponen esto al hombro y tiran para adelante con trabajos intensos y convincentes. Si Fernando de Rosa (Lionel) y Darío Levy (Ricardo) sacan lo mejor de sus papeles, lo de Lorenzo Quinteros en Cesáreo es sorprendente. Dueño total del espectáculo y sin duda a cargo de un protagónico rendidor, es tanta la vileza que sabe sacar de lo más hondo que su personaje crece muy por encima de lo que Pezones mariposa contiene en forma global. Su presencia es la razón de ser de este pantallazo pobretón donde uno parece mirar la vida detrás de un vidrio sucio.

martes, 11 de enero de 2011

TOC TOC: LOCOS...PERO NO TANTO


El transtorno obsesivo compulsivo existe y afecta a muchísimas personas en distintos grados de incidencia, desde la manía inocente de efectuar el conteo de todo -el tiempo especialmente- hasta el antisocial síndrome de Touret que obliga a decir obscenidades mezcladas con frases convencionales. En el medio hay para elegir: obsesión de revisar mil veces si todo quedó bien cerrado antes de salir, compulsión de repetir la frase que hemos dicho, pánico hipocondríaco a las infecciones y hasta terror de pisar cualquier raya que decore el piso. El autor francés Laurent Baffie armó un mecanisimo teatral muy divertido con estos seis pacientes que coinciden en la consulta con un especialista. Con taducción de Juan Quintanilla, adaptación de Jorge Schussheim, dirección de Lia Jelín y producción conjunta argentina-mexicana, Toc Toc llegó a Buenos Aires luego de una exitosísima trayectoria internacional. El espectáculo tiene en el motor de su eficacia el freno de su limitación, no hay obra propiamente dicha si se piensa en un conflicto o una trama, lo que hay es una metralla de situaciones cómicas a cargo de los enfermos que primero se presentan y luego -ante la demora del médico- intentan ayudarse mutuamente a vencer el TOC que padecen. Como la manifestación del transtorno es grotesca de por sí, sobran chances escénicas para que esa sala de espera se convierta en un tablado de varieté. Lía Jelín sabe mucho de teatro y hace casi veinte años que estos juegos se volvieron sus preferidos. Con ingenio y mucha precisión, manejó un elenco notable que se prodiga para conseguir los dos efectos imprescindibles, el lucimiento personal y el vínculo con los demás. Mauricio Dayub "roba" bastante con su síndrome de Touret, abre el espectáculo con una catarata de insultos y lo cierra con un golpe sorpresivo del texto. María Fiorentino es la que revisa todo con angustia delirante, desde el bolso hasta la luz y el gas de su casa, pero además enriquece su manía -menos rendidora que las otras- con un misticismo barato de sacristía que le pone mucho sabor a todo lo que hace y reitera esa capacidad innata que tiene para capitalizar la más mínima chance del papel a su cargo. De gran peso es la actuación de Daniel Casablanca, el numerofílico, porque conduce la acción y brinda con justeza los pies para cada impacto de algún compañero. Melina Petriella trasmite un gran encanto en la muchachita frágil que no puede hablar sin repetir. Gimena Riestra, con poca letra, disfruta en cambio de esas veloces disparadas a lavarse las manos que tanto divierten al público. Diego Gentile es el que vive trepado a los estantes como un gato para no pisar las rayas del parquet y tiene dos o tres momentos clave. Jorgelina Vera, secretaria del doctor, apenas entra, pero se apoya en su caricatura para hacerse sentir. Una escenografía práctica y de buen gusto de Paula Sabina ambienta bien esta Toc Toc que ya obligó a agregar funciones. Y eso que recién empieza.

domingo, 9 de enero de 2011

Vuelo a Capistrano: dos maestros que saben tocar el corazón


El autor Carlos Gorostiza y el director Agustín Alezzo escribieron cada uno por su lado algunas de las páginas más brillantes de la escena nacional. Obras como El pan de la locura y El patio de atrás, puestas memorables como Las brujas de Salem y Danza de verano son apenas briznas de un corpus muy potente en la foja de ambos. Ahora, juntos, ejercitan lo mejor del oficio que tienen al servicio de una historia pequeña y modesta –con algo de ese pudor tan propio del mismo Gorostiza- donde tres personas comunes viven instancias decisivas. Pablo es un artista con sueños pero sin coraje que tal vez esté cronometrando el final de su vida luego de una cirugía fallida. Emilia es su compañera y segunda mujer, una maestra que no sin pánico se alista para una huelga. Susana, primera esposa de Pablo, irrumpe mal en la intimidad de la pareja porque también ella trae su angustia como una bomba de tiempo. Dentro de un esquema dramático previsible pero firme y tradicional, el autor muestra lo mucho que sabe al llevarnos con suavidad hacia un final de honda emoción luego de un comienzo que parecía vacilar por el abuso de la metáfora, aquí sintetizada en el vuelo migratorio de las golondrinas. El material se vuelve arcilla palpitante en manos de Alezzo, extraordinario director de actores, orfebre sabio de los climas sutiles y los tiempos exactos. Con él en el timón, Daniel Fanego no tiene dificultades en hacer crecer a su protagónico (es el pivote de todo el juego) hasta lo más alto de lo que permite el personaje, con momentos de gran solvencia interpretativa. Es una delicia volver a disfrutar a Emilia Mazer en la mujer del presente de Pablo, asumida con una calidez y entrega muy grandes que permiten adivinar el trabajo fino que luego surge como espontaneidad naturalista. La Mazer siempre fue, además de las virtudes innatas, una actriz inteligente. Es complicado el desafío para María Ibarreta porque desde la ficción se perjudica con el papel de mala y en el armado del espectáculo con el crujido de su intromisión: pero ella capitaliza muy bien ambas circunstancias poniendo densidad y vigor en lo suyo. Vuelo a Capistrano, con su aleteo de deja vu sesentista, revela también sobre qué raíces se tallan las nuevas dramaturgias del teatro argentino.