UN NUEVO PUENTE

Aunque Facebook es una red de gran dinámica, para concretar un contacto hay que formar parte de ella en forma activa y no todos desean hacerlo. Un blog en cambio permite asomarse a él de inmediato, consultarlo y salir, sin ser parte de una especie de gran familia predeterminada. Por eso lo sumo a mi necesidad de comunicación, muy en especial para los oyentes de Plumas, bikinis y tango en Fm 92.7 (www.la2x4.gov.ar) que sale los domingos de 11 a 14 y mis espectadores fieles del ciclo Al cine con la UNLa que programo y presento cada jueves a las 19 en la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. A ellos y los demás, bienvenidos y gracias por cruzar este nuevo puente.

miércoles, 26 de enero de 2011

LA VIDA DETRÁS DE UN VIDRIO SUCIO


En el Camarín de las Musas se estrenó un trabajo escénico titulado Pezones mariposa que tiene dirección de Bernardo Cappa y dramaturgia de Laura Nevole. El ámbito es el buffet bastante miserable de un club de barrio que también conoció tiempos algo más dignos, tiempos de fútbol, con un poquito de heroicidad y sobre todo, de machismo. Ahora la institución gotea miseria y sólo tiene un equipo de patinaje femenino. Ese bar estuvo siempre en manos de Cesáreo Ronconi, un marginal que en realidad sobrevive allí por la pieza que le dejan habitar, sujeto ruin y desagradable, vividor de quien se deje, bufarrón que somete a un pobre infeliz que quiere ser futbolista. Este es Lionel, vino del Chaco, ni él sabe cuál es su identidad sexual pero acepta ser “la esclava blanca” de Cesáreo y se aferra a la ilusión de ser contratado en Bolivia. El cuadro se completa con Ricardo, integrante de la nueva comisión directiva que aprieta al bufetero para hacerle blanquear sus deudas y sobre todo, obligarlo a irse para siempre. Durante una hora y cuarto estas tres caras de la misma pirámide mostrarán fragmentos de varias historias sórdidas que no llegan a culminar, capítulos truncos de una tristeza profunda donde solo la inocencia de Lionel queda como tributo al lado luminoso de la condición humana. La propuesta tiene poco asunto de base y las situaciones, muy ricas en el comienzo, tienden a repetir su discurso. Pero hay un clima interesante que surge del armado teatral, una atmósfera que se vale del viejo constumbrismo pero usando a la vez herramientas que son de dramaturgias más recientes. Y con astucias en el tejido del diálogo que permiten también bordar con el humor negro. Una vez más, los intérpretes se ponen esto al hombro y tiran para adelante con trabajos intensos y convincentes. Si Fernando de Rosa (Lionel) y Darío Levy (Ricardo) sacan lo mejor de sus papeles, lo de Lorenzo Quinteros en Cesáreo es sorprendente. Dueño total del espectáculo y sin duda a cargo de un protagónico rendidor, es tanta la vileza que sabe sacar de lo más hondo que su personaje crece muy por encima de lo que Pezones mariposa contiene en forma global. Su presencia es la razón de ser de este pantallazo pobretón donde uno parece mirar la vida detrás de un vidrio sucio.

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