UN NUEVO PUENTE

Aunque Facebook es una red de gran dinámica, para concretar un contacto hay que formar parte de ella en forma activa y no todos desean hacerlo. Un blog en cambio permite asomarse a él de inmediato, consultarlo y salir, sin ser parte de una especie de gran familia predeterminada. Por eso lo sumo a mi necesidad de comunicación, muy en especial para los oyentes de Plumas, bikinis y tango en Fm 92.7 (www.la2x4.gov.ar) que sale los domingos de 11 a 14 y mis espectadores fieles del ciclo Al cine con la UNLa que programo y presento cada jueves a las 19 en la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. A ellos y los demás, bienvenidos y gracias por cruzar este nuevo puente.

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿AGORA ES OTRA "DE ROMANOS"? SÍ Y NO...


Agora es una película extraña, sorprendente y hasta se diría que inoportuna, como si nos obligara a preguntarnos ¿qué le pasa a Alejandro Amenábar, tiene nostalgias de las películas “de romanos”? Porque este director español tan exitoso que rompió todo con Mar adentro y antes con Abre tus ojos y Los otros, además de la inicial Tesis, se caracterizó siempre por los temas de actualidad. Ahora nos traslada al siglo IV después de Cristo y nos ubica en la fulgurante ciudad de Alejandría y en su célebre biblioteca. Los cristianos ya no son perseguidos sino protegidos por el gobierno central, o sea el de Roma, y acosan a los paganos, despreciando su búsqueda de las verdades esenciales a través del conocimiento. Una mujer brillante, Hipatia, hija del director de la biblioteca (encarnado por el siempre imprescindible Michael Londsdale), es un prodigio de inteligencia como filósofa, matemática y astrónoma. Pero el rango que le otorga su amante en la sociedad -y sobre todo, en el poder- contradice las escrituras que condenan a la mujer a un cono de sombra y Cirilo, el fanático y ambicioso líder cristiano va por su cabeza. Cosa curiosa, este film con sus escenarios grandiosos y sus movimientos de masas parece un anacronismo, pero la historia que lo habita no lo es. Hay rigor histórico, ternura y calidez humana, además de un valioso trabajo de Rachel Weisz, verdadera heroína del film. Pero también tiene zonas densas y tiempos muertos que le quitan atractivo, aunque zafa sobre el final. Agora sale del cliché que siempre mostró este tipo de cine pero ¿se justifica haber gastado en él 75 millones de dólares? Yo digo que no.

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