UN NUEVO PUENTE
Aunque Facebook es una red de gran dinámica, para concretar un contacto hay que formar parte de ella en forma activa y no todos desean hacerlo. Un blog en cambio permite asomarse a él de inmediato, consultarlo y salir, sin ser parte de una especie de gran familia predeterminada. Por eso lo sumo a mi necesidad de comunicación, muy en especial para los oyentes de Plumas, bikinis y tango en Fm 92.7 (www.la2x4.gov.ar) que sale los domingos de 11 a 14 y mis espectadores fieles del ciclo Al cine con la UNLa que programo y presento cada jueves a las 19 en la Universidad Nacional de Lanús, 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada. A ellos y los demás, bienvenidos y gracias por cruzar este nuevo puente.
lunes, 25 de abril de 2011
EL HOMBRE DE AL LADO EN LA UNIVERSIDAD DE LANUS
Continuando con su ciclo Al cine con la UNLa la Universidad Nacional de Lanús exhibe este jueves en su sala Tita Merello el gran impacto del 2010, El hombre de al lado. Con una historia simple pero electrizante, los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn se convirtieron en las figuras cinematográficas del año, a la vez que el actor Daniel Araoz monopolizó todos los elogios. Programa y presenta Rómulo Berruti. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.
viernes, 22 de abril de 2011
EL GATO DESAPARECE, CON GRANDES ACTUACIONES
El director Carlos Sorín tuvo su consagración hace 25 años con La película del rey, un soplo fresco y distinto en el cine argentino de aquél entonces. Luego de un prolongado silencio volvió con Historias mínimas y enseguida su casi continuación, El perro, donde impuso un costumbrismo minimalista lleno de ternura. Se fue a la banquina en El camino de San Diego y derivó hacia un ascetismo quirúrgico en La ventana, donde se perciben reminiscencias de Sokurov y Bergman. Ahora se tira de cabeza en el thriller psicológico a lo Hitchock con El gato desaparece, una película que tiene misterio y mucho clima. Sus personajes son dos, el resto no cuenta salvo en un caso en el cual está sin estar. El es un profesional respetado por colegas y alumnos, ella una mujer en cuyos silencios se agazapa una falsa serenidad. El acaba de salir de un establecimiento psiquiátrico debido a un brote de violencia y el regreso al confortable hogar de clase media tirando a alta no es el ideal: ella parece desconfiar profundamente de su curación y experimenta alarmantes sobresaltos y pesadillas. Donatello, el gato negro de la casa, desaparece. Y una atmósfera de miedo lo invade todo, mientras se hace visible que la enferma de verdad es ella, no él. La película está construída con habilidad y oficio, exhibe un Sorín distinto pero tiene crujidos en su estructura y sobre todo un final cuyo sentido hay que adivinar, porque está defectuosamente escondido. El gran impacto del film -como tantísimas veces en el cine nacional- son las actuaciones, con una estupenda Beatriz Spelzini, notable actriz de teatro que esperaba desde hace mucho su oportunidad en el cine y el ya casi imprescindible Luis Luque, siempre perfecto. El nuevo Sorín no defrauda, pero tal vez no sea éste el género donde se mueve con mayor comodidad.
domingo, 17 de abril de 2011
NO ES TAN FIERO EL LEON COMO LO PINTAN
Sin considerar los 64 años transcurridos desde su estreno, la evaluación de Un tranvía llamado deseo resultaría imposible. Porque este gran poema dramático de Teneessee Williams cuenta una historia, sintetiza una tragedia y a la vez plantea un auténtico dilema moral. ¿Blanche Dubois es una mujer de extrema sensibilidad o una impostora? ¿Sus fabulaciones son demenciales o especulativas? ¿Stanley Kowalski es únicamente un machista alcohólico, violento y lleno de crueldad o es un hombre común de clase baja que descubre una vulgar estafa y expulsa a la timadora? Como en todo el teatro de este autor extraordinario la pasión física y su represión palpitan en el fondo de la trama, sus culpas de homosexual sureño impulsan todo un mundo de ficciones que le son necesarias para vivir en su condición de narrador. Con los códigos de hoy la obra podría ser leída como un caso nítido de discriminación. Esto predomina sobre lo demás porque se nos muestra el calvario de una mujer desequilibrada que agita con su presencia aguas sólo aparentemente quietas y es castigada por eso con el manicomio, si se quiere un centro de detención. En los cuarenta las espesuras del melodrama operístico lo envolvían todo. Lo que aún admitiendo envejecimientos formales sigue indemne es la estupenda estructura dramática y por sobre todo la piedad infinita que provocan sus personajes. Hoy que el texto casi ha desaparecido como esqueleto argumental, Un tranvía…resulta toda una reivindicación del autor.
La dirección de Daniel Veronese es un trabajo serio y muy profesional sobre un drama que los teatristas han sabido bordear como un campo minado. Siempre se le tuvo miedo a esta pieza por motivos diversos, un poco porque no es fácil de poner debido a sus climas, un mucho porque la protagonista Blanche aterroriza y bastante porque todos llevamos en la retina a Vivian Leigh y Marlon Brando en la versión cinematográfica. Tomado el toro por las astas –ya era hora- asistimos a un espectáculo que sigue los lineamientos del original pero respetando con astucia aquella película célebre. Nos resultan familiares la ambientación –muy bien resuelta por Jorge Ferrari y Albertina Kitenik- y el vestuario de Gabriela Pietranera sin omitir la icónica musculosa de Kovalski bañada por verdaderos surtidores de cerveza. Esto es normal y comprensible porque tampoco Veronese disponía de otras referencias y lo que cuenta no es lo exterior. En lo demás el devenir es desparejo pero fiel: faltan ciertas atmósferas por apresuramiento sobre todo en el momento de la confesión a Mitch (un bombazo que requiere una pausa previa) pero se condensan en el final, tan lleno de dolor. Se omite pero no es imprescindible la famosa secuencia del espejo y también –esto se extraña un poco más- la vendedora de flores para los muertos. En cuanto a Blanche cayó en manos de una muy buena actriz como Erika Rivas que supo colocarse en ese terreno tan resbaladizo entre la frívola manipuladora incapaz de asumir su realidad y la mujer sola y triste hasta el estremecimiento, su personaje es una cuerda de violín tensada al máximo, es el unicornio que pierde su cuerno en El zoo de cristal. Y lo hace bien, trasmite la emoción y el ridículo en las dosis requeridas. Muy sólido es lo de Peretti en Kovalski, aprovechado al máximo con gran vigor y convicción, el papel es suyo por derecho propio y le saca todo el jugo posible oficiando muchas veces como auténtico pivote de la propuesta. Crece aquí la hermana de Blanche, Stella, cuya incidencia real en la obra ha sido con frecuencia subvalorada y eso se debe a la intensa interpretación de Paola Barrientos. El cuarto personaje, Harold Mitchel, es la otra pieza que encaja con justeza y armonía gracias al trabajo exacto de Guillermo Arengo. Los subrayados musicales y sonoros fueron puestos con mano sabia y ayudan. Y sí, subió a escena Un tranvía llamado deseo. No es tan fiero el león como lo pintan.
miércoles, 13 de abril de 2011
FRANCIA CON NATALIA OREIRO EN AL CINE CON LA UNLa
Este. jueves 14, siguiendo con la programación de abril en Al cine con la UNLa, exhibimos la película nacional FRANCIA de Israel Adrián Caetano con un reparto donde brilla Natalia Oreiro. Es una historia de desencuentros afectivos profundos que obtuvo varios premios internacionales. El 21 no hay función y volvemos el jueves 28 con el mejor título del 2010, EL HOMBRE DE AL LADO. A las 19 en 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.
domingo, 10 de abril de 2011
BIOGRAFIA CON CLIMA DE HOMENAJE
Las semblanzas teatrales de grandes personalidades fueron siempre muy dificultosas porque la escena carece de los medios del cine para resucitar una época y al mismo tiempo una vida. En forma inexorable, el retrato será un bosquejo y su mundo habrá de ser evocado –o imaginado- por el espectador. Por eso cuando se trata de una “biopic” teatral, suele elegirse un momento preciso, un diálogo puntual, una instancia bien definida, como en el caso emblemático de la exitosa Eva y Victoria que se repetirá ahora con Perón y Borges. En cambio la obra de Eduardo Rovner Don Arturo Illia –ya conoció una versión con Arturo Bonín- es un itinerario amplio que aspira a poner de pie al presidente menos vulnerable a los reproches de conducta que hayan tenido los argentinos en toda su historia. Arturo Illia fue elegido en 1963 por sólo una parte minoritaria de los argentinos ya que el peronismo, mayoritario, se encontraba proscripto. Esto condicionaba sin duda su arribo al poder. El compromiso encontró a un hombre íntegro y sereno, aferrado sólo a su honradez visceral y a sus convicciones ciudadanas. Todo lo demás deberá pasar por este scanner implacable. Y así fue. El derrocamiento no tardó en llegar tres años después con la Revolución Argentina de Onganía.
La obra se hace síntesis obligada en brochazos, flashes, momentos fundamentales, desde los comienzos juveniles cuando Irigoyen lo hace optar entre un puesto de médico en la escondida Cruz del Eje o una beca en París, hasta su muerte. El texto deja de lado el debate y las profundidades ideológicas para elegir lo didáctico y emocional, de este modo vemos a Illia en pantallazos familiares plenos de ternura y otros oficiales donde se enfatiza su firmeza pese a la envergadura del contendiente. Así hasta el célebre vaticinio “sus hijos se lo van a reprochar” cuando el general Alsogaray lo saca de su despacho y la frase final de múltiples lecturas “¿quién va a pagar esto?...” Un poco escolar y superficial, la propuesta exige sí o sí un gran trabajo protagónico y lo encuentra en Luis Brandoni cuya versatilidad interpretativa ha sido disfrutada tantas veces que está demás remarcarla. No sólo el personaje sino todo el espectáculo se subordinan a su dibujo de Arturo Illia, que tiene correcta aproximación física –aunque habría que acentuar el blanco blanquísimo de su pelo, un sello distintivo- y una paleta rica en registros interiores gracias a la diversidad de tonos que con maestría domina el actor. Del elenco que lo secunda doblando distintos papeles hay que destacar primero a Manuela Pal como la hija Emma, un verdadero golpe de luz en un cuadro más bien melancólico y luego a Nacho Gadano en Luis Caeiro, pieza clave de aquella gestión de gobierno. Descontando el entusiasmo previsible de los simpatizantes radicales, es justo decir que esta resurrección se convierte en un homenaje cálido “apto para todo público”.
lunes, 4 de abril de 2011
VUELVE AL CINE CON LA UNLa
Luego del receso de verano y en su séptimo año consecutivo reaparece este jueves 7, siempre a las 19, en la Universidad Nacional de Lanús el ciclo Al cine con la UNla, creado, programado y presentado por Rómulo Berruti. Debido a refacciones que se efectúan en la sala Tita Merello -desde siempre escenario de estos encuentros- durante abril las funciones tendrán lugar en el Aula Magna de esa casa de estudios, ubicada no demasiado lejos del cine. Abrimos con Carancho, la muy intensa película de Pablo Trapero que estuvo ahí cerquita de representarnos en el Oscar. Son sus figuras centrales Ricardo Darín y Martina Gusmán.
Continuaremos el jueves 14 con Francia, de Israel Adrián Caetano protagonizada por Natalia Oreiro y cerramos el mes el 28 (omitimos el Jueves Santo) con el golazo del año pasado, El hombre de al lado, un hallazgo del cine argentino que dirigieron Gastón Drupat y Mariano Cohn, donde brilla el gran trabajo de Daniel Araoz. En 29 de setiembre 3901, Remedios de Escalada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)